Turismo capacita al personal de bodegas del Valle Calchaquí para optimizar la atención al público y los protocolos de higiene y bioseguridad.
La buena atención al público, la satisfacción de los clientes y, en estemomento en particular, la prevención de la COVID-19 son herramientas fundamentales para la excelencia en la industria turística, más aún en aquellas localidades que dependen directamente de esta actividad.
Por ello, el equipo de Capacitación del Ente Autárquico Tucumán Turismo (EATT), visitó a los emprendedores de las bodegas enclavadas en los valles con el objetivo de impartir formaciones que potencien la experiencia turística y los servicios de la Ruta del Vino.
“El fin es mejorar el rendimiento turístico de la bodega y la experiencia que se lleva el visitante, por lo que apuntamos a trabajar con el personal de contacto en recomendaciones para el manejo de reclamos, la atención al cliente y la información del destino, todo enmarcado en un plan integral”, explicó Mauricio Lestard, quien ofreció la capacitación junto con Florencia Chávez.
Otros puntos clave de la charla fueron los protocolos de prevención contra la COVID-19 destinados a bodegas. “Hay ciertas cuestiones que llegaron para quedarse y los turistas piensan cada vez más en su seguridad sanitaria y en que los sitios cuenten con todos los cuidados e higiene”, agregó Lestard.
En la actualidad, la provincia cuenta con 18 bodegas desplegadas en el Valle Calchaquí y 10 de ellas ofrecen servicios complementarios al turista como alojamiento o visitas guiadas a sus instalaciones y plantaciones. Además, cada una de ellas posee un distintivo como es el caso de la Bodega Comunitaria Los Amaichas, la tercera en el mundo manejada por una comunidad originaria.
“El turista es un cliente y un embajador de nuestro destino. Siempre será un promotor de acuerdo a la experiencia que se le brinde”, consideró María de los Ángeles Aredes, referente de la Ruta del Vino de Tucumán y gestora del encuentro. “Fue una jornada de mucho aprendizaje y el número de asistentes demostró las ganas de mejora continua y de crecimiento de nuestras bodegas”, enfatizó. Asimismo, destacó el diálogo entre asistentes y capacitadores, “que fue sumamente productivo y estuvo aplicado a las situaciones que atraviesan en su día a día”, sostuvo.
Silvia Gramajo, dueña de la bodega Luna de Cuarzo, subrayó la importancia de tener capacitaciones continuas “sobre todo para quienes están al frente en la atención al turista” y reconoció la transformación de la actividad debido a la pandemia. “Hoy es imprescindible para las zonas turísticas poder continuar trabajando”.
La sommelier también resaltó la necesidad de trabajar de manera articulada “porque quien recorre las bodegas también visita los talleres artesanales y las reliquias arqueológicas” como la Ciudad Sagrada de Quilmes. “Es necesario aunar esfuerzos para que el turista se quede más tiempo en Tucumán”. En este sentido, consideró esencial el conseguir más servicios para la zona. “Lo ideal es ofrecer más hospedajes y fortalecer la oferta gastronómica tan vinculada al enoturismo”, concluyó Gramajo.