La ciudad donde el cristianismo ubica el nacimiento de Jesús se prepara para un aluvión turístico mayor a la prepandemia. Muchos hoteles de Belén -que está administrada por el Estado Palestino- están cerca de agotar su capacidad.
La ciudad de Belén, en Cisjordania, cobró vida tras el encendido del Árbol en la Plaza del Pesebre de cara a la Navidad, una festividad que tras los años de la pandemia está provocando -según las estadísticas- una fuerte recuperación del turismo, incluido el de los peregrinos cristianos.
«Hemos vuelto a los números de 2017 y esperamos alcanzar pronto los niveles récord de 2019. Hasta la fecha, hay 90.000 reservas para las próximas celebraciones desde Estados Unidos (la mayor cantidad), seguido por las de Brasil, con casi 28.000, y las de Italia, con alrededor de 23.000. Una cifra global alentadora», dijo a ANSA el Custodio de Tierra Santa, el sacerdote Francesco Patton.
Así lo atestiguan los numerosos autobuses que llevan turistas y peregrinos a la ciudad. Muchos de los hoteles están cerca de agotar su capacidad, lo que indica una fuerte presencia del exterior.
En Belén -donde, sin embargo, la población cristiana es cada vez más decreciente-, en estos días todo habla de Navidad: desde el intenso tráfico (sobre todo cuando se enciende el árbol), pasando por los adornos en las calles principales, hasta el tradicional mercado en Star Street, que forma parte del Patrimonio de la Unesco.
Se trata de un largo camino salpicado de comercios que va desde la parte norte de la ciudad hasta la parte sur para llegar a la Plaza del Pesebre, frente a la Basílica de la Natividad, resucitada por la restauración llevada a cabo por una empresa italiana.
Y es precisamente por ese camino que el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, entrará en procesión a la ciudad en Nochebuena.
Luego -según los respectivos calendarios confesionales- el 6 de enero será el turno del griego ortodoxo y el 17 del armenio. Tanto es así que la «Calle de la Estrella» también se llama «Calle de los Patriarcas» y fue siempre el principal acceso a Belén. Cuenta la tradición que este es el camino recorrido por la Sagrada Familia hace más de dos mil años.
A la ceremonia de iluminación del árbol asistieron varios representantes diplomáticos, entre ellos el cónsul general de Italia en Jerusalén, Giuseppe Fedele, que estuvo junto al alcalde de Turín, Stefano Lo Russo.
En su discurso en la ceremonia, el gobernador de Belén, Kamel Hamid, llevó saludos del presidente palestino, Mahmud Abbas (Abu Mazen) y atacó «la ocupación israelí que mata a nuestros niños», reportó la agencia oficial de noticias de Autoridad Nacional Palestina, Wafa.
La alcaldesa de la ciudad, Hanna Hanania, subrayó, según la misma fuente, que «Belén une al mundo en torno a su mensaje para dar a Belén y a Palestina la justicia que se merece y la paz para su pueblo».
Fuente: Télam