La consolidación del rock nacional como movimiento masivo se produjo en simultáneo con la recuperación de la democracia. En esta nota el historiador Ricardo Watson, uno de los curadores de la muestra Los 80. El rock en la calle, recorre la historia del género del ’83 a esta parte.
Si bien la fecha fundacional del rock nacional se asocia con la popularidad alcanzada por la La Balsa compuesta por Tanguito y Litto Nebbia en el baño de La Perla de Once, la recuperación de la democracia con la victoria de Raúl Alfonsín el 30 de octubre de 1983 estuvo acompañada por el resurgimiento de este movimiento musical. Cuando su difusión era casi nula en las radios, el 2 de enero de 1982 se realizó un festival en el club Excursionista para recaudar fondos y evitar el cierra de la revista Pan Caliente, siendo el único recital independiente que se hizo en dictadura. Dos meses después, Serú Girán se despidió del público con alusiones metafóricas al gobierno militar como las que figuran en su Canción de Alicia en el país, abriendo camino a las nuevas olas.
Luego se desató la Guerra de Malvinas y se limitó la difusión de música en inglés en los medios de comunicación. Y en diciembre de 1982, Charly García realizó un multitudinario recital en el estadio del Club Ferrocarril Oeste que marcó el inicio de su carrera como solista. Allí el pianista de bigotes bicolor cerro el concierto con No bombardeen Buenos Aires, mientras los proyectiles impactaron en la ciudad recreada por Renata Schussheim. En ese mismo escenario pero a fines de 1983, el Riff de Pappo junto a Los Violadores invitaban a sus seguidores a terminar el año sin cadenas. En ese entonces existía un circuito de bares y reductos under como el Café Eistein, El Parakultural, Cemento, La Esquina del Sol, Stud Free Pub, Paladium, Pinar de Rocha y Prix D’Ami donde se presentaron Sumo, Los Twist, Virus, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y Sueter, por mencionar algunos de los grupos emergentes.
Ricardo Watson fue uno de los curadores de la muestra Los 80. El rock en las calles, exhibida en 2021 en el Museo Histórico Nacional. Es historiador, fundador y uno de los directores de la organización de viajes históricos Eternautas. Crítico literario del suplemento Radar (Página 12) y coautor de Buenos Aires tiene Historia (2008), Marriott Plaza Hotel: los primeros cien años (2009), Buenos Aires de Fiesta (2010) y Libro de Huéspedes. 100 años del Viejo Hotel Ostende (2013). También es uno de los organizadores de Raíces, Festival Internacional de Cine de Chivilcoy. Desde 2020 es Secretario de la Asociación de Amigos del Museo Nacional de Arte Decorativo. Y las bandas de sonido, la arquitectura del siglo XX y los vinilos son sus grandes pasiones.
Respecto de la relación rock nacional-democracia, Ricardo Watson señaló: «Creo que así como en la historia de la música popular argentina hay un momento de oro para las grandes orquestas del tango en los años ’30, hay un momento de oro del folklore testimonial que son los años ’60, a partir de los ’80 lo que ocurre es que el «rock nacional», que es casi una etiqueta, se convierte en la banda de sonido de un país donde se está poniendo fin a una dictadura muy larga y muy sangrienta. Y la transición, el período de la Guerra de Malvinas, la recuperación de la democracia y por lo menos las primeras dos décadas de la democracia recuperada, coinciden con algo que podemos llamar el período de oro de ese movimiento de rock en la Argentina. Creo que es un momento clave desde el punto de vista cultural, porque justamente la salida de la dictadura con todo lo que supone la recuperación de un espacio público, un momento de creatividad asombrosa, un momento donde lo cultural no solamente pasa por las instituciones sino que se juega en la calle, en los conciertos, en todo el circuito under, en bares, etc. Bueno, en todos esos lugares la música que sonaba era eso que llamamos rock nacional».
En cuanto a su diferenciación con el movimiento musical de las décadas anteriores, el historiador sostuvo: «Lo que ocurre a partir de los ’80 es la masividad del rock como un fenómeno. Por supuesto que ya existía antes, ya era un movimiento masivo porque una banda como Serú Giran había metido 60.000 personas en La Rural o los conciertos de despedida de Sui Generis fueron también bastante multitudinarios. Pero a partir de los ’80 a lo que se asiste es a una cultura de masas que tiene al rock como centro y se extiende durante muchos años. Y otra novedad fundamental, es que los adolescentes ingresan como público consumidor del rock en los ’80, algo que no había ocurrido hasta ese momento. Por supuesto que había adolescentes que escuchaban música o sus hermanos mayores escuchaban, pero fenómenos como adolescentes e inclusive preadolescentes que compran álbumes, compran entradas y están pendientes de que pasen esas canciones en la radio, eso es lo que no había ocurrido nunca. Desde el punto de vista del público y de una cultura de masas, esa es una gran novedad».
Sobre las distintas propuestas que surgieron en ese momento, el especialista argumentó: «Yo marcaría un año o un bienio bisagra que es el año ’82-’83, cuando se pone en marcha ese cambio profundo en relación a cómo se veía al rock. Por un lado hay un grupo de artistas históricos: Spinetta, Lebón, Miguel Cantilo, Charly García, Raúl Porchetto, Litto Nebbia, todos con trayectoria. Pero se van sumando otros artistas dentro de esa categoría rock, novedades como Celeste Carballo que hacía rock and roll y blues, o bandas también lideradas por mujeres como Púrpura o La Torre, con Patricia Sosa, y Leonor Marchesi que encajan con ese sonido rock. A su vez gente que no tiene nada que ver con el rock como Sandra Mihanovich que hace baladas o Alejandro Lerner, gente como el uruguayo Rubén Rada que en ese momento era como bastante argentino más ligado a la murga. O grupos como Pastoral o el Dúo Fantasía con raíces en el folk. Una cantidad de universos musicales, y por supuesto el más importante sobre todo en esos primeros años es el pop con Los Twist y Los Abuelos de la Nada».
Además agregó: «Lo interesante es como si bien lo que se recorta en el año ’83, ’84, ’85, es la absoluta hegemonía del pop con las bandas que ya mencioné o con bandas que se suman como Zas, Git, Viudas e Hijas de Roque Enroll o Los Enanitos Verdes. Pero lo interesante es cómo a mediados de los ’80 cuando eso parecía que se estaba acabando o agotando, aparece una nueva camada de posibilidades musicales, escenarios musicales en los que ya hay mucha más variedad. Ska, rockabilly, world music, blues. Por supuesto una banda como Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota que se convierte cada vez más masiva. Se cultivan sonidos completamente nuevos, todo lo que será el sonido moderno y una estética también post punk, un sonido como el de Don Cornelio y La Zona con una estética mucho más angustiada, más de final de fiesta, de esa primavera alfonsinista, esos primeros años de la democracia. Claramente el escenario es vastísimo y para todos los gustos, y ni hablar todo lo que está sucediendo en el under. O sea que es muy extendido, muy vasto».
Al consultarle acerca de los discos destacados de la época, Watson respondió: «Hay muchos disco. Si yo tuviera que elegir discos clave, por supuesto Clics Modernos, un disco que en estos días esta a punto de cumplir 40 años, clave por su sonido. Entre arreglos minimalistas, los ritmos que sacaba de la Roland, esa batería electrónica, y esa combinación de donde ponía la voz y dónde ponía la percusión. También una fusión de géneros, influencias del rock, del tango, música pop, música bailable. El disco de los Twist, La dicha en movimiento, me parece una especie de manual del pop argentino con todo lo que tiene, una mezcla de twist, ska, funk, reggae. Pero las letras son algo increíble, todavía hoy es un disco que es una joya. Y tiene también una pieza muy singular y muy de época, que es el tema ‘Pensé que se trataba de cieguitos’. Nunca nadie se animó a poner en palabras la desaparición, tortura de personas como lo hicieron ellos y a un ritmo de pop bailable. Después ‘Vasos y besos’ de Los Abuelos de la Nada, creo que es el disco que se podría decir que acompaña esa transición de dictadura a democracia.
También habló acerca de la prohibición en los medios de pasar música anglosajona durante la Guerra de Malvinas: «La prohibición de pasar música en inglés en radio es más un mito que otra cosa. No existe en realidad ningún decreto y ningún reglamento por parte de las autoridades de la dictadura que prohíban. Fue más una sugerencia y duró poco y nada. Pero lo que es importante son los efectos que produjo eso. Porque es justamente lo que posibilita que los programadores de radio al no saber qué música pasar por una cuestión de patriotismo entre comillas, o los canales de televisión con ese nacionalismo tan cuidadosamente orquestado por la jerarquía militar, con buena parte de los artistas del folklore exiliados o prohibidos o todavía en las listas negras. Recordemos que la censura estuvo vigente hasta abril o mayo del ’84. Es el gobierno radical el que la levanta. Así es como los artistas de rock se ponen en foco del ascenso, sobre todo a partir del famoso Festival de la Solidaridad, que es un poco la partida de nacimiento de este movimiento de renacimiento. Porque se lo pasó por televisión en directo y dos radios transmitieron en vivo ese famoso concierto del mes de mayo en las canchas de Obras y eso le dio una presencia al rock en los medios y en la opinión pública».
«A partir de ese momento que comienza esa explosión de nuevas bandas que graban discos, ese circuito de pubs donde tocaban las bandsas se empieza a ampliar y a extender al Gran Buenos Aires también y después se irá reproduciendo esto en otras provincias. Las compañías convocan a grabar a nuevos artistas. Vuelven algunos festivales como Buenos Aires Rock. Las giras crecen, cerca de un millón de personas asisten a los conciertos en los años ’82 y ’83. Por eso yo decía que es como un año bisagra. Todo esto contribuye claramente a que el rock se vuelva un movimiento de masas, incluso en inglés. Un dato de color, una banda como Sumo que ya venía tocando desde el año ’82 y que ya era bastante respetada y tocaba en este circuito underground, fíjate que tardíamente puede grabar su primer disco, recién en el año ’85, en un momento en el que todos graban, justamente porque está cantando en inglés. Hasta ese entonces, las compañías no querían saber nada con eso», completó el historiador.
Por último, se refirió al discurso del rock nacional en torno a la política argumentando lo siguiente: «Los artistas de rock no cayeron directamente en la mira de la dictadura. Había muy pocos artistas exiliados, los músicos siguieron tocando durante toda la dictadura. Hay por supuesto veladas referencias muy metafóricas en las letras, pero en sí no hay un movimiento perseguido por la política como lo fue con los artistas del folklore. En los ’80 es interesante el rock nacional se mantiene bastante en los márgenes de la política. Habrá artistas como no sé como como Fito Páez, o Baglietto en todo caso que es quien canta sus canciones, que quieren dejar testimonio de la realidad tan difícil que vive en Argentina en ese momento. O como Gieco que saca pocos discos, pero que tiene gestas enormes como la de recorrer el país llevando sonidos y buscando el sonido de la Argentina. Pero sí no hay alusiones claras a la política, los artistas tratan de no estar directamente vinculados con los políticos y esa manera de pensar metafóricamente lo político de alguna manera va a continuar. Letras como las del Indio Solari. Pero no es el Pedro y Pablo de los primeros ’70, o ‘Para el pueblo lo que es del pueblo’ de Piero. Sí se expresa el público, por lo menos en la fase final dictadura con el famoso cantito de se va a acabar la dictadura militar. Pero como dije antes, no hay una inmersión en lo político».
Sin embargo, recordó que la política aprovechó el auge del rock para organizar festivales de rock: «La Unión Cívica Radical entendió claramente lo que estaba pasando en la calle, lo que estaba pasando con los recitales, con los conciertos, y va a promover eso. Desde la Secretaría de Cultura va a haber una cantidad de festivales gratuitos, hay una mirada, hay un foco desde el Estado puesto en eso. De hecho en una clara excepción a lo que estaba diciendo antes, justamente cuando a fines de los ’80 después cuando terminaba el gobierno de Alfonsín, ese radicalismo que había sido protagonista de la primavera democrática apostó o tendió puentes directos con el rock. O el rock tendió puentes con el radicalismo, y hubo una famosa gira por todo el país que se llamó Rock por la Libertad donde la Franja Morada, la Juventud Radical, organizaron una serie de conciertos en todas los principales ciudades del país. Y es impresionante, porque cuando uno mira el afiche, era algo que habíamos exhibido en la muestra, los número uno participaron esa gira: Charly, Spinetta, Celeste, Virus, La Torre, Man Ray, Melero, Ratones Paranoicos, Los Pericos, y artistas menores. O sea lo viejo y lo nuevo. Y todas las tribus en general acompañan la candidatura de la Unión Cívica Radical y no al peronismo. Eso es bastante interesante y creo que tiene que ver justamente con esa marca que de los radicales habían dejado, que era esta idea de los recitales gratuitos y masivos».
«Cuando hicimos la muestra del rock en el Museo Histórico, muchísimos artistas a los que llamamos al principio se sorprendían y decían: ‘Pero vos me querés meter en un museo, o sea, ya me convertí en un objeto de museo’. Y después entendieron que estar en el museo no significa que estás muerto y no significa que eso es una careta institucional. El concepto de museos cambió mucho, los museos son instituciones muy vivas, que de hecho convocaron a un público muy joven y eso les fascinó. Así como en su momento habían ido a escuchar sus canciones y a cantarlas en un concierto, ahora podían ir a un museo a tener una experiencia con el rock. Y fue fuerte, todas las devoluciones que nos llegaban padres que iban con sus hijes a ver, diferentes generaciones y lo que les pasaba. El rock como vaso comunicante de experiencias y de vivencias me parece fundamental. Y eso sí que está muy vivo», concluyó Ricardo Watson.
Muestras y eventos
El Museo Histórico Nacional puede visitarse en forma gratuita de miércoles a domingos y feriados de miércoles a domingos y feriados de 11 a 19 horas, en Defensa 1600, CABA. Allí hace algunos días se inauguró una muestra titulada «1983. Volver a votar» con afiches de la campaña electoral de ese año y es acompañada por una playlist musical con clásicos de aquella época que pueden escuchar ingresando aquí.
Gran concierto gratuito Clics modernos
El viernes 10 noviembre a las 20h en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner, la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto interpreta el primer y trascendental disco solista de Charly García.