Así lo anticipó el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, quien cuenta con un guiño de la Casa Rosada; los libertarios también buscarán la mayoría para que el Correo Argentino y los medios públicos sean vendidos.

El oficialismo en la Cámara de Diputados, escoltado por sus aliados de Pro, insistirán para que Aerolíneas Argentinas, Correo Argentino y Radio y Televisión Argentina (RTA) sean incorporadas en la nómina de empresas públicas a ser privatizadas. Dichas compañías habían sido excluidas de ese listado durante las trabajosas negociaciones que llevó adelante el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, con sectores opositores en el Senado para destrabar la aprobación del proyecto de Ley de Bases.

“Intentaremos insistir con la media sanción que votó la Cámara de Diputados en lo que respecta a las privatizaciones de empresas públicas”, confirmó a LA NACION el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, quien cuenta con un guiño de la Casa Rosada para avanzar. La sesión está prevista para el jueves 27 de este mes: ese día, los diputados, en el recinto, definirán qué modificaciones del Senado aceptan y cuáles, por el lo contrario, rechazan.

El capítulo sobre privatizaciones de las empresas públicas, incluido en el proyecto de Ley Bases, fue uno de los más discutidos entre el oficialismo y la oposición en ambas cámaras. Del paquete original de 41 compañías quedaron solo 6 tras la poda que impusieron los legisladores: Energía Argentina S.A (Enarsa) e Intercargo están declaradas sujetas a privatización total, mientras que Agua y Saneamientos Argentinos (AySA); Belgrano Cargas y Logística; Sociedad Operador Ferroviaria (Sofse) y Corredores Viales permanecieron en el listado de empresas para concesionar o privatizar.

En el Senado, el capítulo entero estuvo a punto de naufragar por la férrea resistencia de los legisladores patagónicos y de un amplio sector del bloque radical a que la aerolínea de bandera pase a manos privadas. Acorralado, el Gobierno cedió y excluyó a la empresa de la nómina junto a Correo Argentino y RTA.

En el Gobierno ahora relativizan que haya asumido un compromiso con el Senado para excluir a estas tres compañías de una eventual privatización. De este trío, la que más resistencia genera es Aerolíneas Argentinas: sin ir más lejos, la semana pasada el propio papa Francisco tuvo un fuerte gesto de apoyo al recibir, en el Vaticano, al titular de la Asociación Argentina de Aeronavegantes, Juan Pablo Brey. No solo eso: el papa incluso accedió a sacarse una foto junto con una bandera con el nombre de la empresa estatal.

En el Gobierno se muestran ahora prescindentes de los acuerdos tejidos en el Senado. “En realidad no hubo ninguna negociación, si Aerolíneas Argentinas fue excluida de la nómina de las empresas a privatizar fue porque no teníamos los votos –deslizó Francos en la reunión que mantuvo el jueves pasado con diputados de la oposición dialoguista–. Pero si la Cámara de Diputados decide insistir con el texto original, mejor”.

Confianza

En la Cámara baja, este capítulo del proyecto de Ley de Bases se aprobó con 138 votos, mientras que 111 diputados votaron en contra: a los legisladores de Unión por la Patria y de la izquierda se sumaron cuatro del bloque UCR, cinco de Hacemos Coalición Federal y un diputado de Pro, el fueguino Héctor Stefani. Dos se abstuvieron y cinco se ausentaron a la hora de votar.

El oficialismo confía en replicar esta diferencia favorable de casi 30 votos en la sesión programada para el jueves 27. Cuenta con una ventaja: el listado que aprobó el Senado de empresas a ser privatizadas –excluidas Aerolíneas, RTA y el Correo– obtuvo mayoría simple (mitad más uno de los presentes). Ergo, la Cámara baja no necesitará de mayorías agravadas para insistir con su media sanción.

En los bloques de oposición dialoguista hay posiciones encontradas, aunque prevalece una mayoría que no parece dispuesta a inmolarse por preservar a esas empresas en manos del Estado.

“Si bien Aerolíneas es nuestra línea de bandera, no es justo que los más pobres de nuestro país, que no viajan nunca en avión, paguen por el déficit operativo de la empresa”, alegan quienes, en el radicalismo, ven con buenos ojos la privatización de la aerolínea. “Si el problema es la conectividad, esto puede ser resuelto en el pliego de concesión. Nada es irresoluble”, dicen.

Fuente: La Nación /por Laura Serra