El megafestival cumple 40 años y presenta una edición especial con más de 750 artistas que será una vitrina de la capacidad de la capital carioca para organizar espectáculos masivos. La ciudad prevé una altísima demanda hotelera y ofrecerá descuentos exclusivos para los no residentes

Convertido en la mayor marca registrada de un evento musical en Iberoamérica, Rock in Rio se prepara para su 24ª edición con una lista de celebridades liderada por Ed Sheeran, Imagine Dragons, Travis Scott y Karol G, y una programación que incluye actuaciones de 750 artistas para la cual se prevé un público de 700 mil personas que dinamizará la economía de Rio de Janeiro.

Del 13 al 22 de septiembre, el festival ofrecerá unas 500 horas de música en vivo con un line up que se distribuirá en siete escenarios ubicados en el barrio de Jacarepaguá, conocido como la “Ciudad del Rock”, y situado en la zona oeste de Rio de Janeiro y a orillas del mar de la icónica ciudad brasileña.

2024 marca la celebración de los 40 años de Rock in Rio, que además de diversos escenarios para segmentar el público según sus preferencias, incorporó novedades como un video mapping de celebración que será exhibido todas las noches antes del espectáculo principal, muestras temáticas con experiencias inmersivas, y un homenaje a la música brasileña como muestra de su fuerza cultural. Los organizadores de Rock in Rio también están preparando un musical que homenajea la trayectoria del festival que ya cuenta con 22 ediciones desde 1985 y réplicas en Portugal, Madrid y Las Vegas.

Declarado Patrimonio Cultural Inmaterial por el gobierno de la ciudad y del estado homónimo de Rio de Janeiro, Rock in Rio ya suma en su historia 22 ediciones, actuaciones de más de 3.800 artistas, 11,2 millones de espectadores y más de 130 días de fiesta musical desde 1985.

El visionario detrás de Rock in Rio y la ayuda de Frank Sinatra

Aunque hoy ya sea un producto conocido a nivel internacional, los comienzos de Rock in Rio no fueron tan rutilantes. En 1984, el publicitario brasileño Roberto Medina estaba deprimido y con problemas financieros para sacar adelante su agencia de comunicaciones; incluso, quería emigrar en busca de mejores horizontes. En medio de esa nube negra, buscaba ideas para quedarse y progresar en su país, y se le ocurrió organizar un festival de rock internacional con el patrocinio de una cerveza local. Brasil salía de una dictadura militar de tres décadas, iniciaba una apertura democrática y la juventud necesitaba espacios para expresarse. Confiado, Medina consiguió el dinero, los contactos y se fue a Nueva York a contratar a las bandas para que viajaran a presentarse en la lejana Sudamérica.

Sin experiencia previa en organización de grandes eventos musicales y oriundo de un país donde (salvo el fútbol) no había experiencia de shows de más de 40 mil personas, el empresario se instaló con videos y materiales preparados para convencer a los agentes de los grandes artistas de la época. En Nueva York estuvo 60 días y recibió 70 negativas, algunas por lo remoto del lugar, otras por la reputación de Brasil como un país complicado e inseguro.

Desencantado, Medina se fue a Los Ángeles a tocar otras puertas, pero coleccionó las mismas negativas. Instalado en el Beverly Hotel, a Medina se le ocurrió pedirle ayuda a un viejo amigo de Brasil, Frank Sinatra, toda una potencia en la industria del espectáculo. Sinatra puso en contacto a Medina con Lee Solters, su relacionista público, quien hizo un par de llamadas y destrabó el juego. Días después, el empresario brasileño convocó a una rueda de prensa donde anunció el nacimiento de Rock in Rio, e inmediatamente la noticia saltó a los diarios estadounidenses y se invirtió el orden de los factores: los representantes de las bandas comenzaron a llamar a Medina para sumarse al inédito festival sudamericano. Los primeros de la lista fueron Ozzie Osbourne, Queen, Iron Maiden, Scorpions, AC/DC, Rod Stewart y James Taylor, quien volvió a la música en el evento que, meses después, congregó más de un millón de personas en su primera edición de 1985, aunque en aquel momento generó más pérdidas que ganancias.

Rock World es la empresa de Roberto Medina -que ahora manejan sus hijos-, la cual además de la organización de Rock in Rio también produce la versión local de los festivales Lollapalooza y The Town, y facturó más de 300 millones de dólares el año pasado.

Foto: Marcelle/ EMBRATUR