Al margen de la entrega de estrellas Michelin, la estrella verde, los big Gourmand y las menciones especiales, el gigante más popular del mundo gastronómico a nivel mundial eligió 57 restaurantes dignos de ser visitados por cualquier persona. Algunas de esas alternativas son vegetarianas y aquí se revelan.
La exploración culinaria en la vibrante Ciudad de Buenos Aires sigue siendo motivo suficiente para visitar el país del Fin del Mundo. Si a eso se le agrega el hecho de que la Guía Michelin desembarcó en sus costas, y otorgó sus tan aclamadas estrellas, entonces la ecuación solo mejora. En esta urbe llena de sabores y vivencias, la famosa biblia roja seleccionó – además de reconocer con una estrella Michelin a seis establecimientos y con dos estrellas a uno – cuidadosamente 57 destinos culinarios que merecen ser descubiertos, donde cada plato cuenta una historia de maestría y creatividad.
En semejante universo de opciones, no se puede pasar por alto la creciente tendencia vegetariana que arraigó profundamente en la industria gastronómica. Entre los 57 elegidos, cuatro restaurantes se destacan como joyas culinarias que desafían los límites de la creatividad, llevando al frente la frescura de productos regionales sin recurrir a derivados animales. Son estos lugares los que sumergen al turista de turno en un mundo de texturas completamente nuevo y disruptivo, donde la cocina vegetariana no es solo es una alternativa, sino una experiencia gastronómica en sí misma.
Estas cuatro joyas, reconocidas por su calidad culinaria, abrieron las puertas a una nueva era en la escena porteña. Porque la creatividad y la innovación son la norma. La frescura el leitmotiv. Y el uso de materia prima de primera calidad, el verdadero as bajo la manga.
Chuí, un oasis verde iluminando el cemento del barrio de Villa Crespo
Un oasis gastronómico que transformó un antiguo baldío en pleno corazón de Buenos Aires en un exuberante vivero de sabores y aventuras culinarias. Este rincón verde, donde el pavimento queda atrás, invita a sumergirse en un jardín cautivador con mesas estratégicamente ubicadas al aire libre y bajo techo, creando un ambiente que fusiona lo natural con lo contemporáneo. El ritual es simple pero emocionante: llegar, anotarse en la lista de espera y sumergirse en la expectativa mientras el entorno y la decoración anticipan la experiencia que está por venir – aunque también tienen habilitadas reservas con anticipación -. Chuí es mucho más que un restaurante; es un viaje sensorial que comienza con el golpe de efecto al entrar y se traduce en un secreto compartido.
Entre ladrillos desnudos, cemento, madera, acero y hierro, se fusionan estilos artesanales con modernidad, dando forma a un ambiente acogedor e intrigante. En materia culinaria, es un festín vegetariano que desafía los estereotipos. Los platos son audaces, con sabores intensos que abrazan la manteca, los quesos y las especias.
La propuesta es compartir, explorar y disfrutar en compañía, con opciones que van más allá de lo convencional. Platitos como el paté de hongos, rabanitos y vinagre de la casa; la palta quemada, kimchi y leche de tigre; o el tartar de remolacha, sriracha, alioli de limón y crocante de arroz, son ideales para comenzar la velada. Para platos más fuertes con fallan los tacos estilo birria, coliflor, repollo, salsa anticuchera y palta; los puerros asados, salsa de puerros y huacatay, y ricota de cajú; o los sánguches de milanesa de gírgolas, zucchini o berenjena. La carta también asoma alternativas para pizzas, con algunas novedades como la de boniato, escabeche de gírgolas, pesto de albahaca o cajú. ¿La mejor parte? Todo puede acompañarse de una amplia gama de vinos y tragos de autor.
Sacro: lujo, innovación y elegancia
Sacro es todo eso y más. Un restaurante que abrió sus puertas en 2018 y continúa maravillando a personas habitués y nuevos aficionados de una gastronomía fina, innovadora y creativa. El lugar regala espacios techados pero también alternativas afuera, en un jardín de invierno que continúa con la premisa elegante y natural hasta en los detalles más pequeños. Lo maravilloso es su comida basada en plantas y hongos, en pleno corazón de uno de los barrios más cool de Buenos Aires: Palermo Hollywood. La carta, que evoluciona con las estaciones, presenta platos que llegaron a convertirse en verdaderos clásicos, como la empanada de carbón activado – un ícono en redes sociales debido a su llamativo color negro -, la palta masala y el spaghetti asiático. Cada bocado es una obra maestra, una sinfonía de sabores que eleva la experiencia gastronómica a nuevas alturas.
En Sacro, el ingrediente es la estrella indiscutible. Ya sea crudo o cocido, cada técnica culinaria se emplea con maestría para resaltar y potenciar el sabor sin comprometer la esencia real del producto. La meticulosidad en la selección de ingredientes de temporada es evidente, reflejando un compromiso con la frescura y la calidad que distingue a este restaurante. Una experiencia 360°.
La estrella de la carta es el shawarma de hongos, una creación única que captura la atención de los más curiosos. Pero la innovación no se detiene aquí. Los ñoquis de ricotta y hongos, el salsifi a la parrilla con maní y otros platos vanguardistas demuestran la maestría de Martitegui en fusionar sabores y texturas de manera sorprendente. El gran giro conceptual se revela: en Marti Barra, no se sirve carne, pero sí se exploran los límites de los derivados vegetales, junto con opciones veganas.
Gioia Cocina Botánica: “la alegría de cocinar con plantas”
Así se presenta este gigante en redes sociales y todo lo que sucede detrás de la cocina respeta a rajatabla la premisa nuclear de otro recomendado por la Guía Michelin. El corazón de Recoleta vuelve a ser el foco de atención, esta vez con una propuesta basada 100% en las plantas. ¿El resultado? Una experiencia de disfrute constante, donde cada porción hace bailar las papilas gustativas y atrae hasta a los más descreídos del tipo de gastronomía plant based. Además, el diferencial es que se encuentra dentro del prestigioso hotel Park Hyatt. Abierto tanto para almuerzos como para cenas, el menú se divide en tres grandes grupos: cereales y legumbres, hongos y vegetales. Cada uno desfila una propuesta creativa de opciones apetitosas, como ñoquis de maíz con crema de cajú ahumada, o ragú de porotos con alcauciles, tiradito de tempeh de shiitakes y hasta ceviche de espárragos. Frescura, innovación y deleite se unen en un ambiente único como es el Palacio Duhau, donde la gracia y el estilo son condición sine qua non.
Para no quedarse atrás con la idea, los vinos también son orgánicos y biodinámicos, provenientes de lo largo y ancho de Argentina.