La crisis desatada por las medidas económicas del gobierno de Javier Milei, que llevaron a un feroz ajuste y a una recesión económica sin igual en apenas seis meses, sumado a la falta de políticas públicas para el turismo, han logrado una caída abrupta de visitantes y un desastre sin precedentes para el sector solo comparado con la pandemia del Covid-19.

«Parece increíble que en pleno repunte, cuando nos habíamos recuperado de lo que dejó el Covid, llega esta gente y nos deja sin margen, al borde de cerrar»- explica un hotelero del partido de la Costa, que cuenta que la temporada no solo no fue buena sino muy corta, que se tuvieron que bajar mucho las tarifas para poder mantener una ocupación digna, y que ese margen de ganancia no alcanza para pasar el invierno: «llevamos 35 años en la Costa y les puedo asegurar que es la peor temporada baja que se recuerde, vamos camino a ser un pueblo fantasma, es deprimente caminar las calles, sin gente, totalmente vacías, con la mayoría de los comercios cerrados, es increíble que nadie se de cuenta a donde nos están llevando»- expresó.

A menos de cien kilómetros de allí, en Villa Gesell otro empresario hotelero sostiene que en su apart hotel de doce habitaciones, mantener calefaccionada la piscina le cuesta alrededor de dos millones de pesos por mes y que tiene un gasto fijo total cercano a los siete millones y medio -con el hotel vacío-, lo que le genera una gran preocupación: «no tenemos margen, el verano fue el peor en años, y pasar los meses de baja temporada para los establecimientos en destinos de playa se va a hacer muy difícil, por eso muchos cierran, pero estar cerrado en mi caso es aun peor» -explicó.

En Mar del Plata, el empresariado ya habla de una crisis profunda y sin vistas de que mejore, los tarifazos son peores a los de 2016, con subas que superar el 600% en algunos casos, y casi sin turistas: «el que tiene un peso guardado no lo quiere gastar en viajes y la mayoría no puede hacerlo, es dramático»- explican.

«Todos estamos preocupados por los aumentos del agua, las tasas municipales, inmobiliario, ingresos brutos y demás servicios. Tenemos subas altísimas y eso es imposible de trasladarlo a las estadías. Porque la gente tiene sueldos atrasados en medio de esta realidad económica”, destacó Jesús Osorno, presidente de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica (AEHG) de Mar del Plata.

«La gastronomía y la hotelería hoy son dos de los sectores más golpeados porque estamos hablando de actividades que están relacionadas con el ocio, no es primera necesidad. Hoy para salir a un restaurante o venir a un hotel significa poner en tela de juicio la economía familiar, en el sentido de que la gente le da prioridad a su consumo diario. Tiene que pagar la boleta de luz, la prepaga en el caso de aquel que tiene que pagar la prepaga y vemos resentida nuestra actividad», le dijo a 0223 Hernán Szkrohal, de la Cámara Gastronómica.

El objetivo de una Mar del Plata con turismo todo el año parecía cercano, gracias a los fenómenos de los últimos tiempo. Pero el impacto de la crisis volvió a poner en suspendo la misión. «En algunos lugares, tenemos un 40% de caída de consumo y en otros entre un 20 y un 25. Nos da un 35 de caída en lo que sería abril contra abril, de año a año, que es lo que deberíamos comparar por una cuestión de calendario. Se nos cortó un poquito lo que era el fin de semana con respecto al turismo de cercanía, eso bajó, era una fortaleza que había adquirido la ciudad después de lo que fue la pandemia. Hoy eso también disminuyó», profundizó Szkrohal.

Caber recordar de que un día después de Semana Santa -hace dos meses atrás-, Luis Barrionuevo, titular de UTHGRA, había advertido sobre la crisis en el sector: «estamos viviendo una pandemia sin virus, por eso queremos prevenir lo que ya vivimos durante el COVID-19. En ese sentido, le queremos plantear al Presidente, antes de que sea tarde, que con esta desocupación y falta de consumo vamos camino a un país donde los trabajadores y las PyMEs no pueden pagar el ajuste. La construcción mueve un millón de trabajadores, y la industria hotelera, gastronómica y turística mueve otro millón. Sin embargo, está todo frenado, y si esto se mantiene, se vienen cierres de establecimientos y cese de actividades. Costó mucho salir de la pandemia y estamos entrando en otra crisis de la que va a ser muy difícil salir”.

En aquella conferencia de Prensa, realizada en la sede de FEHGRA, Barrionuevo había calificado a la gestión del Secretario de Turismo, Daniel Scioli, como «patética».

El empresario Hugo Carbonel, integrante de la comisión directiva de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de La Pampa, afirmó que desde enero el nivel de ocupación de la hotelería de Santa Rosa es “calamitoso” y advirtió por el “combo complejo de manejar” actualmente por alta inflación, la caída de la actividad y los tarifazos.

“La situación que estamos atravesando tiene que ver con los aumentos en las tarifas de luz, y también con la caída de la actividad. En uno de nuestros hoteles, pasamos de pagar $680.00 a $2.040.000, lo que implica un aumento de alrededor del 190%; otro hotel local pasó de $1.800.000 a casi $7 millones”, aseguró Carbonel, propietario del Complejo Hotelero Caldén, según publicó el diario La Arena de esa provincia.

Por otra partes, Jorge Domínguez, vicepresidente de la Asociación Malargüina de Turismo (AMATUR), y ante la consulta de SITIO ANDINO sobre la marcha de la actividad turística en los últimos meses, no demoró en decir que «está totalmente frenada».

En tanto Alberto Albino, presidente de la Específica de Turismo de la Cámara de Comercio de Malargüe, e integrante de AEHGA (Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica y Afines de Mendoza), analizó también la dificil situación económica de la Argentina que tiene coletazos en todos los sectores productivos.

El dirigente no demoró en decir que «históricamente es una de las temporadas más bajas» de los últimos años, añadiendo que el problema no sólo es en departamento sureño, sino que en todos los destinos de la Provincia de Mendoza y la Argentina.

La baja temporada turística golpeó de lleno en Bariloche, con números que confirmaron los peores vaticinios posteriores a la devaluación y la consecuente caída del salario real, algunos aseguran que la ocupación alcanza apenas el 20%. Los distintos actores de la actividad temen por la perspectiva que ofrece el invierno, cada vez más cercano y con señales de que la demanda continuará deprimida y sin recuperación.

La Cámara de Turismo local transmitió su preocupación por el panorama que atraviesan y que contrasta en forma drástica con los años inmediatos de la pospandemia, cuando la ciudad logró ingresos récord de visitantes, con buenos niveles de gasto, según publicó el diario RIO NEGRO.

El pesimismo también alcanza al sindicato gastronómico, donde empezaron a registrar telegramas de despido, por ejemplo en hoteles estudiantiles. La reconfiguración de todo el sistema, con la caída persistente de demanda, tendrá (o ya tiene) impacto inexorable en el empleo y en la fijación de tarifas.

Desde la Cámara de Hoteleros y Gastronómicos de Salta, su titular Juan Lucero, advirtió sobre lo que podría terminar en una fuerte ola de despidos: «Cerrarán varios comercios».

Los fuertes impactos de la crisis económica están llegando a Salta. El titular de Cámara de Hoteleros y Gastronómicos afirmó que en junio habrá una fuerte ola de despidos e, incluso, habrá comercios que cerrarán sus puertas de manera definitiva.

Juan Lucero, referente del organismo, brindó una entrevista para Somos la Mañana, que reprodujo VocesCríticas.com, donde habló de la preocupante situación que están atravesando los trabajadores del sector. “Muchos compañeros no saben qué hacer para salir adelante», señaló mientras que puntualizó que entre un 30% y un 40% de los locales se encuentran en la cuerda floja.

En Ushuaia el panorama cambia para determinados segmentos, un empresario hotelero confirma que la ocupación en su establecimiento de tres estrellas, es plena para los meses de agosto y septiembre, pero que le preocupa sobremanera los aumentos desmedidos en los servicios, pasamos de pagar 130.000 pesos en diciembre a mas 1.800.000 en mayo, explica y que «anunciaron nuevos aumentos».

La situación se repite en todo el país, sin turistas y con empresarios cada vez mas complicados, si bien no hay muchas reservas para la temporada alta de invierno, esperan que lleguen a último momento. Mientras las autoridades de turismo nacional siguen «vendiendo» espejitos de colores, y sumergidos en su mundo y en una realidad inexistente, la mayoría del sector trata de resistir y espera un milagro. La pregunta es ¿hasta cuando?