Desde Cataratas de renombre mundial, pasando por pequeñas caídas entre bosques y grandes exponentes teñidas de colores intensos. Las cascadas en Argentina son moneda corriente y ofrecen un espectáculo que combina trekking, naturaleza y contemplación. Las más fascinantes del país en esta nota.
De altura, rodeadas de vegetación y rompiendo con su ruido característico. Las cascadas y cataratas distribuidas de norte a sur de Argentina regalan momentos únicos de conexión profunda con la naturaleza. Son imponentes, transmiten calma y están emplazadas en los más admirables paisajes: montañas, selvas, sierras y bosques hacen los honores de trazar los senderos perfectos para caminar guiándose solamente por el sonido del agua. Algunas ganaron fama mundial, mientras que otras están escondidas para que solo los aventureros más curiosos se dejen seducir por sus encantos. En la Patagonia, la selva y las sierras, estos son algunos de los saltos más impresionantes del país celeste y blanco.
Cataratas del Iguazú, Misiones
Lidera el podio porque es una de las cataratas más imponentes que existen en el mundo. Porque sus caídas de agua son una fiel prueba de la fuerza de la naturaleza. Porque la selva misionera que las rodea es hogar de la más variada fauna que, en su totalidad, hacen del Parque Nacional Iguazú un lugar mágico. El hábitat natural en su estado más puro sorprende con 275 saltos que atraviesan infinitos arcoíris. ¿El más importante? La Garganta del Diablo, cuyo nombre hace eco de la maravilla que se está por ver.
Cascadas Dora y Santa Ana, Neuquén
40 metros se preparan para acompañar una de las caídas más lindas del país, esta vez ubicada en la provincia de Neuquén. El escenario es, mínimamente, imponente. A través de caminos que atraviesan bosques autóctonos se arriba, en primer lugar, a la cascada Dora, la primera sorpresa del recorrido a media hora de caminata. Es el gran trailer de lo que se viene más tarde, pero los encantos hacen su parte y enamoran a primera vista.
El segundo obsequio del itinerario se encuentra a pocos kilómetros atravesando senderos de trekking con árboles y helechos como protagonistas. La postal cuando se arriba saca el aliento: la particularidad de este salto es justamente su entorno, porque el agua cae de una cornisa de basalto a cuarenta metros. La cámara de fotos es requisito infaltable para capturar este fenómeno desde distintos ángulos.
Salto del Agrio, Neuquén
Mágica y única en el mundo. Por su fina caída de agua a 45 metros de altura, pero sobre todo por el hábitat que la rodea: un cañón formado por la actividad volcánica presente en ese lugar hace miles de años. Esa peculiaridad y la cantidad de minerales que arrastra el Río Agrio terminan de pintar el paisaje de cuento, porque entre elevaciones montañosas, verdes y el azul propio del agua se perciben destellos anaranjados salpicados en las piedras.
Reserva Natural La Cascada, Córdoba
En el corazón de Santa Rosa de Calamuchita, al oeste de la provincia de Córdoba, se encuentra otra de las cascadas dignas de estar en la lista. Al pie de las Sierras Chicas, repleta de vegetación y fauna nativa, la Reserva Natural La Cascada regala tonalidades esmeraldas entre ráfagas verdosas. El sendero recorre 1700 metros de bosque autóctono y es de dificultad media, apta para los que estén dispuestos a emocionarse.
Cascada de Mallín Ahogado, Río Negro
El Bolsón, una de las ciudades más lindas de Río Negro, también tiene un secreto bien guardado en materia de cascadas. Porque sobre la enigmática Ruta 40, muy cerca del centro de la localidad, se advierte un desvío que conduce al circuito de Mallín Ahogado. La joya del recorrido es la cascada homónima, pero en el trayecto también se puede descubrir la Cascada Escondida entre las piedras, a 30 metros de altura. Atravesando arboledas se llega a la estrella del periplo, que cae en un pozón en donde incluso se puede nadar.
Cascada Haruwen, Tierra del Fuego
A 36 kilómetros del centro de Ushuaia, la capital del Fin del Mundo, se abre un camino soñado desde el complejo Haruwen. ¿El destino final? Una de las cascadas ocultas más lindas de Tierra del Fuego. A través de ríos, arroyos y muchísimo bosque (y después de dos horas de caminata) se llega a un ambiente relajado en donde el correr del agua es el sonido predominante. Rocas que forman cuevas, plantas decorando y una caída que termina de enamorar al visitante.
Saltos del Moconá, Misiones
Tres kilómetros de cascadas que forman una pared de agua inmersa en el más puro verde. Porque estas caídas de agua ubicadas en la provincia de Misiones son únicas en el mundo: el cañón en donde se reúnen cinco ríos distintos le dan la singularidad de presentarse horizontalmente, siendo un delirio natural excepcional. Los senderos selváticos que se abren paso en el Parque Provincial Moconá también dan su aporte al clima de tranquilidad generalizado.
Salto de la Moneda, San Luis
El correr del agua hipnotiza, las sierras puntanas se iluminan y la recompensa para quienes se adentren en San Luis en búsqueda de naturaleza es enorme. El panorama concede una obra en donde, además del paisaje soñado, también quedan habilitadas travesías para escalar y hacer rappel. La fotografía clásica desde salto habilita ver el famoso embalse y las sierras de la provincia a lo lejos.