De Argentina hasta Rusia, haciendo escala en Suiza. Una mezcla de idiomas que se conectan a través de un lenguaje universal. El amor no conoce fronteras y, para comprobarlo, hablamos con dos parejas que lo encontraron en territorio celeste y blanco. Porque, por si quedaba alguna duda, Argentina enamora. Y mucho.
Llegó febrero y Argentina tiene mucho para contar en el mes del amor. La ecuación da perfecta: calor de verano, movimiento de vacaciones y esa facilidad que tiene el país de conquistar nuevos adeptos. El contexto lo facilita y las conexiones se potencian.
Pero antes que nada, ¿por qué el 14 de febrero se celebra San Valentín? Ahí va la historia completa. Todo empezó en el siglo III, en Roma. El emperador Claudio II prohibió la celebración del matrimonio entre jóvenes y Valentín, un sacerdote que se oponía al decreto, se encargó de concretar igualmente esas bodas en secreto. Todo marchaba bien hasta que el emperador se enteró y, como castigo, lo mandó a ejecutar el 14 de febrero del año 270. Así que cada febrero se conmemora el gran acto de amor que tuvo Valentín en ese entonces.
Con esa premisa en mente – y aprovechando las historias de amor internacionales -, creamos una sección que pone de manifiesto el rol de cupido que tiene Argentina. Porque sus paisajes son cómplices de besos y primeras citas. Porque la calidez de su gente se traduce en brazos abiertos para recibir turistas. Porque, casi sin querer, cuenta relatos entrañables con protagonistas completamente enamorados. Y hoy develamos algunas de esas crónicas de amor viajeras.
Mendoza – Suiza: Entre bodegas y turismo aventura
Bárbara y Alex se conocieron en enero del 2020. El escenario de película lo enmarcó Mendoza, la capital del vino argentina, así que el condimento romántico ya estaba asegurado. Alex viajaba solo por la Patagonia, un sueño que tenía pendiente desde hacía años. Como buen amante del vino, aterrizó en la tierra del elixir de uvas y entre montañas, excursiones y degustaciones regionales, conoció a quien se convertiría en su futura esposa.
Barbie trabaja en una empresa de turismo aventura y, por lo tanto, conocer extranjeros es parte de su día a día. Alex fue uno de sus tantos pasajeros, pero esa vez el flechazo le ganó de mano. “Lo había visto por la mañana así que por la tarde ideé un plan para invitarlo a salir”, confiesa. Esa excursión de rafting conectó sus caminos y fue el pasaje de ida hacia una historia de amor que une Suiza, donde nació Alex, y Argentina.
“En las primeras citas hablábamos por traductor y la gente nos miraba en el restaurante sin entender nada”, cuenta Barbie. Los planes se modificaron y Alex volvió a Mendoza para darle rienda suelta a la relación. Y tan mal no salió, porque el 21 de junio del 2021 dieron el sí. “Me encanta la cultura del asado entre amigos, las juntadas espontáneas y la calidad de la gente”, admite Alex hablando sobre el país del Fin del Mundo.
El suizo ya se acostumbró a la calidez local, y ve mucho de eso en su vínculo con Barbie: “Encontré en ella y su familia mucha hospitalidad. Ella me centra, es mi norte”, concluye.
Bariloche – Rusia: El vuelo de vuelta a casa que nunca se concretó
Lo que empezó como un viaje con ticket de ida hacia el sur de Argentina y vuelta a Rusia, terminó en un amor de película. Natasha trabajaba en una aerolínea rusa y tenía un único objetivo: viajar. Así que, como buena trotamundos, programó un periplo con una compañera, ni más ni menos que al país celeste y blanco. ¿Los destinos elegidos? Bariloche, El Calafate, El Chaltén y Ushuaia.
Lo que nunca imaginó es que la primera parada tenía una sorpresa inesperada preparada: Ricky. Las distancias se acortaron y, conociendo los imperdibles barilochenses entre lagos y montañas, se enamoraron. Pero la rusa ya tenía toda su aventura planificada, así que siguió el recorrido por los rincones más mágicos del país hasta descubrir el punto más austral del planeta, en Ushuaia.
“Me había quedado la imagen de Ricky y de la ciudad y pensaba: ¿qué pasa si vuelvo?”, confiesa. Una vez finalizado el viaje patagónico, regresó a Buenos Aires para retornar a su país de origen. Pasaporte en mano, equipaje listo, avión tomado. Pero el destino final no era el que esperaba. “Estaba en el aeropuerto y mi amiga se tomó el avión a Rusia y yo a Bariloche”, cuenta. El corazón la llevó derechito a la ciudad en donde se había enamorado y cambió el rumbo de su vida para construir un proyecto en conjunto con Ricky.
Hoy trabajan en INVAP, tienen una hija de tres años y son fanáticos de la naturaleza. “Intentamos escaparnos siempre que podemos. Y, si bien los dos trabajamos con la tecnología, en nuestra casa intentamos desconectar”, admite Ricardo.
Natasha habla español a la perfección y se convirtió en una argentina más: disfruta del ritual del asado, los vinos y los mates, valora la calidez y amabilidad de la gente y, por sobre todas las cosas, el gran corazón de Ricky. “Me gustan sus valores, la parte humana que tiene y la atención que le dedica a nuestra hija”, reconoce. Ambos emprenden sus aventuras y las registran en su Instagram, Dream Patagonia.
Como el amor es infinito, tenemos muchas más historias para compartir en Argentina in Love que muy pronto estarán online. ¡Seguinos!