Doctora en Economía e Investigadora, Aurora Pedro formó parte del Ciclo de Encuentro de FEHGRA, organizado por el Departamento de Capacitación y Formación Profesional, a cargo de la doctora Ana María Miñones. Dijo: “La crisis sanitaria ha destacado la vulnerabilidad del turismo”, y animó a impulsar destinos respetuosos con el entorno social, cultural y económico.
Abordando un tema sensible y con un título especial: “El futuro será sostenible o… ¿no será?”, la doctora Aurora Pedro, a cargo de la Cátedra de Nueva Transición Verde, de la Universidad de Valencia, y con más de 20 años de trabajo en la Organización de las Naciones Unidas, habló sobre la transición verde en Turismo, reconociendo que el análisis gira sobre cómo hacerlo operativo y ponerlo en marcha sin que afecte el beneficio privado, al que toda empresa tiene derecho, y cómo hacer que el sector público sea mediador entre los intereses: “Todos estamos implicados y va a suponer cambios importantes”.
La crisis
Frente a un auditorio integrado por alrededor de 200 empresarios hoteleros y gastronómicos de todo el país, Aurora Pedro se refirió a la crisis por el COVID-19 y al desborde del sector turístico: “La crisis económica está siendo muy dura, y el Turismo es el principal sector afectado, porque ha tocado dos elementos que son fundamentales en esta actividad. Uno es la interacción entre viajeros y residentes, y el otro es el tema del desplazamiento. Para cortar con la pandemia se paralizó todo el planeta, y de esta forma se redujo la actividad económica, la demanda agregada, el consumo, la inversión, el gasto público y las exportaciones netas”.
Actualizó los números de la crisis que ya alcanzaron más de 16,4 millones de casos y más de 650 mil muertos en todo el mundo. Habló de los datos de la OMT, que indican una caída de entre el 60 y el 80% de las llegadas de turistas internacionales en 2020. Y destacó datos locales: España perderá dos tercios de ingresos por turismo tras nueve años seguidos de récords. Dijo: “La crisis sanitaria ha destacado la vulnerabilidad del turismo”; y que las medidas implementadas para sostener la grave situación “están generando un gran gasto público, pero si el Estado no intervienen con medidas de apoyo, la crisis va a ser muchísimo peor. Además, estas crisis tan duras se resuelven de una forma que no nos gusta, por eso, es mejor gastar que alternativas como la violencia y los saqueos”.
¿Es bueno o malo?
Agregó: “Estábamos tan orgullosos de nuestro turismo… porque estuvimos trabajando muy bien. Sin embargo, acá, en España, está subyacente una pregunta: ¿no es demasiado el porcentaje económico que representa el Turismo? Es decir, ¿tenemos que seguir dependiendo tanto del turismo? ¿O debemos diversificar la actividad económica? La mayoría de los expertos continúan trabajando en términos de continuidad. La línea es la de siempre, porque hay que poner en marcha el negocio como sea, y hay pocos planteamientos de cambios. Algunos destinos, como Venecia, están viendo que no pueden vivir sin turismo, pero se plantean cómo seguir”. También está latente la idea de que la producción no tiene en cuenta en entorno y el deterioro ambiental, con el cambio climático de trasfondo. Opinó que el turismo hoy se ha convertido una necesidad básica, y que es muy probable que se recupere rápidamente, pero alertó que “el virus se ha visto favorecido por el deterioro ambiental, y que es necesario cambiar la forma de producción de la energía, del consumo y la producción”. Aportó un dato concreto relacionado a las emisiones de carbono del turismo: el transporte y el consumo energético en los destinos representa el 8% del total de las emisiones. Según la OMT, de esa cifra el 40% son producidas por el transporte aéreo, el 32% por el transporte en automóvil, y el 21% por el alojamiento. Además, se proyecta aumento de las emisiones por incremento del transporte aéreo. También está asociado al turismo otras graves problemáticas como el overtourism (exceso de turismo), en Barcelona, Venecia, Amsterdam; agotamiento de recursos, como en la Costa Mediterránea o en el Caribe; las problemática de las “kellys” (“las que limpian”), entre otras.
Entonces, ¿cambiará la forma de hacer turismo? ¿Como va a ser la recuperación turística? Contestó: “Nadie puede saber porque depende de la eficacia, del coste y del acceso a la vacuna. Sin embargo, muchos especialistas hablan en términos de continuidad e introducen el concepto de transición ecológica y digital”.
Explicó que los fondos aprobados recientemente por la Unión Europea, un acuerdo histórico por 750 mil millones, tiene una erogación importante destinada al área sostenibilidad. Sin embargo, “la sostenibilidad sigue siendo un concepto muy poco operativo, más allá de la frase que las acciones sostenibles son aquellas que satisfacen las necesidades del presente sin arriesgar las de futuro. Pero esta definición ya no da pistas sobre qué es bueno y qué es malo en términos de sostenibilidad”. Reconoce que en España se avanzó bastante en temas de energía renovable, de uso eficiente del agua y materiales.
Algunas ejes para mejorar
Aurora Pedro habló del Pacto Verde europeo y sus objetivos, que son transporte asequible, conectividad mejorada, impulsar la gestión inteligente de los flujos turísticos, diversificar la oferta luchando contra la estacionalidad, poner en relieve la diversidad cultural, mejorar la formación de los trabajadores, promocionar establecimientos sostenibles y sistemas de gestión y auditorias medioambientales, entre otros.
Agregó que prestigiosas científicos, representantes de Universidades, se unieron para estudiar el tema del COVID-19 relacionado con el deterioro ambiental, y proponen un cambio de paradigma. Algunas consignas son limitar la explotación de recursos naturales y prohibir su extracción en áreas de alto valor ecológico; restringir la construcción de grandes infraestructuras que rompan la integridad de los espacios verdes; potenciar la agricultura de proximidad y limitar la expansión de ciudades, entre otros.
Y presentó algunas teorías como la del Decrecimiento: sostienen que las tasas de crecimiento dejó de ser un indicador de bienestar básico; la Teoría del Donut: su prioridad es reducir las desigualdades y garantizar la sostenibilidad medioambiental; la Teoría del Economía Circular, relacionada con valorar los recursos y reducir la generación de residuos y emisiones contaminantes; la Teoría del Bien Común, en la cual Estado premia los comportamientos adecuados en la lucha contra el cambio climático.
La experta concluyó: “Necesitamos trabajar la perspectiva de la economía verde, con destinos respetuosos con el entorno social, cultural y económico, y dimensionando los problemas”.