La recesión económica derrumbó el volumen de turistas durante la temporada baja de otoño y las alarmas se encienden porque no hay un horizonte esperanzador para le invierno. Las reservas para agosto y septiembre están paralizadas, aseguraron desde la Cámara de Turismo.
La baja temporada turística golpeó de lleno en Bariloche, con números que confirmaron los peores vaticinios posteriores a la devaluación y la consecuente caída del salario real. Los distintos actores de la actividad temen por la perspectiva que ofrece el invierno, cada vez más cercano y con señales de que la demanda continuará deprimida y sin recuperación.
La Cámara de Turismo local transmitió su preocupación por el panorama que atraviesan y que contrasta en forma drástica con los años inmediatos de la postpandemia, cuando la ciudad logró ingresos récord de visitantes, con buenos niveles de gasto, según publicó el diario RIO NEGRO.
El pesimismo también alcanza al sindicato gastronómico, donde empezaron a registrar telegramas de despido, por ejemplo en hoteles estudiantiles. La reconfiguración de todo el sistema, con la caída persistente de demanda, tendrá (o ya tiene) impacto inexorable en el empleo y en la fijación de tarifas.
Estas últimas consecuencias fueron subrayadas por el presidente de la Cámara de Turismo local, Néstor Denoya, quien señaló que el otoño resultó “muy malo”, en coincidencia con las previsiones más tremendistas, y tiene que ver con los niveles inflacionarios y la reducción del poder de compra de las familias. Además, la relación cambiaria ya no favorece al turismo extranjero y suma un ladrillo más en la pared. “Brasil se paró”, dijo Denoya.
“La clase media es el motor de Bariloche y hoy la clase media dejó de viajar. Los años de buenas ‘bajas’ se terminaron -describió-. En abril la ocupación en Bariloche estuvo en el 20% de la capacidad de alojamiento y en mayo estamos todavía evaluando, pero no sé si está abajo de ese 20%”.
Pero lo que más los inquieta es que para esta época siempre comienzan a moverse las reservas y contrataciones para agosto y septiembre y no hay indicios de que se revierta el derrumbe. Denoya dijo que “julio queda afuera, como enero, Bariloche se llena aunque no hagas nada y es posible que haya una ocupación del 85 ó 90%. Pero agosto y septiembre vienen realmente mal. Lo usual es entrar a junio con agosto casi liquidado, vendido en un 70%. Hoy nada que ver. La comercialización está muy complicada”.
Dijo que las temporadas de 2021 a 2023, gracias al programa Pre Viaje, fueron una primavera que difícilmente vuelva en este contexto.
Señaló que el empresariado local es “ferviente defensor del Pre Viaje”, por el cual el Estado nacional subsidiaba compras turísticas. Y así intentaron explicarlo “de todas las maneras posibles” a los funcionarios de turno, con el argumento de que “el Estado recupera la inversión realizada vía impuestos” y multiplicación de la economía, pero son conscientes de que no encontrarán eco, dado los nuevos paradigmas que rigen en el gobierno nacional.
No entienden a Scioli
Denoya se mostró molesto con el secretario de Turismo Daniel Scioli y la subsecretaria Yanina Martínez, ambos exfuncionarios de la gestión anterior e integrados ahora al actual gobierno. “Es difícil de explicar. Es raro. Las mismas personas que pasan de defender una idea a algo totalmente opuesto”, afirmó.
El dirigente dijo que la situación actual es crítica pero “no escapa” a lo que ya se preanunciaba en enero, en cambio les preocupa no ver todavía el final de la parálisis para el invierno próximo. Señaló que consultas hay muchas, a partir de la gran nevada de principios de mayo, pero las ventas no se mueven. Explicó que “la gente no viaja, incluso el que puede, porque nadie sabe qué va a pasar. Y el turismo es antes que nada certidumbre”.
Denoya dijo también que les genera fuerte inquietud la evolución de las tarifas de los servicios y la carga extra que genera sobre los costos en hoteles, cabañas y otros prestadores. Están en plena recolección de datos comparativos con la idea de presentar un recurso de amparo amparo a fin de frenar la aplicación de los aumentos en el gas.
En Uthgra también hay alarma
El secretario general del sindicato gastronómico, Nelson Rasini, dijo que la caída general de ingresos comenzó a hacer estragos en la actividad turística y los trabajadores del rubro ya sienten los efectos. Dijo que recibieron notificación de una veintena de despidos en hoteles al servicio de una empresa estudiantil y también esperan caída en el empleo de los trabajadores temporarios.
Estos últimos, explicó, tienen asegurados por convenio un mínimo de 45 días de trabajo entre julio y septiembre, pero en las buenas temporadas suelen requerirlos por períodos mayores, con el consiguiente beneficio económico. Este año los empleadores cumplirían solo con la obligación de garantizar el mes y medio, en el mejor de los casos.
En turismo estudiantil las bajas laborales serían consecuencia del recorte de servicios a los pasajeros, como la tradicional “cena de velas” o la llamada “quinta comida”, que los jóvenes reciben a la salida de las discotecas.
“Es lamentable lo que pasa y del Estado, en estas condiciones, no se puede esperar ningún paliativo como ocurrió en otros períodos de crisis”, dijo Rasini.