El establecimiento tucumano sorprende a sus visitantes con la imponencia de sus paisajes y una cálida atención.
A 2.700 metros sobre el nivel del mar, la ex escuela Albergue 388 de La Ciénaga recibe con calor de hogar a los senderistas que buscan un refugio para descansar y recargar energías y provisiones luego de transitar la ecosenda que une a Yerba Buena con Tafí del Valle, y que atraviesa localidades como San Javier y El Siambón, en la provincia de Tucumán.
El antiguo establecimiento educativo se encontraba abandonado hasta 2015, y fue reconvertido por el Ente Tucumán Turismo en un albergue de montaña pensado para turistas y deportistas. Está dotado de todas las comodidades que necesitan quienes recorren estos caminos a pie, en bicicleta o a caballo, las únicas formas de hacerlo hasta encontrarse con Hilda y Rogelio, los anfitriones.
Tras una exigente caminata, los integrantes de la dirección de Desarrollo Turístico EATT visitaron el lugar esta semana para un relevamiento del estado del inmueble en general, y para constatar la forma en la que están trabajando su prestación turística. “Se realizaron tareas de mantenimiento para garantizar el funcionamiento de los servicios de electricidad, agua caliente, los baños, la cocina y todo lo que los visitantes necesitan al arribar. Es un lugar muy concurrido que en esta temporada ha trabajado mucho y del que nos han hecho devoluciones muy positivas”, destacó Virginia Zerrizuela, referente de turismo activo del Ente.
En el mismo sentido opinó Pedro Fassio, quien llegó desde Buenos Aires para hacer un entrenamiento de trekking en equipo y consideró que “es un oasis tener este albergue en medio de los valles”. “Con el grupo que fuimos tuvimos una experiencia excelente, estaba impecable y ordenado, y apenas volvimos se lo comencé a recomendar a todos mis amigos. Es un lugar soñado para ir a pasar unos días, no solo para los montañistas, sino para cualquier persona que se anime a llegar”, destacó tras la experiencia.
Hacerlo a pie, sin embargo, es un desafío que requiere de cierta preparación. “Son 11 kilómetros con un par de trepadas abruptas, por eso también tenemos la opción de hacerlo a caballo”, explicó Carlos Figueroa, propietario de “CF Senderismo”, una de las empresas de turismo activo que ofrece excursiones al albergue.
“La vista es sensacional y las fotos que se toman desde ahí son increíbles, eso es algo que alienta a mucha gente a animarse”, agrega. En el servicio que su empresa ofrece está contemplado una merienda de campo en el albergue, y una noche especial con un fogón, guitarreada, una cena, juegos familiares y de mesa y la posibilidad de proyectar una película en ese imponente contexto. “El regreso siempre se hace cuando comienza a oscurecer, lo que nos regala también una postal única”.
“Caminantes de Montaña” es otra opción para llegar hasta el refugio. Su propietario,Renzo Di Berto, explicó que “nuestra propuesta incluye todas las comidas, un cocinero, y el acompañamiento de un fotógrafo para tener un recuerdo único de la experiencia. Durante la estadía hacemos caminatas cortas para visitar distintos sitios y disfrutar los paisajes desde diferentes puntos».