Desde este jueves hasta el domingo 28 de enero, El Cóndor celebrará la 50º Fiesta del Mar y el Acampante, una edición especial para los lugareños que remontará a los orígenes de la festividad, surgida en la década de los 70 a fin de rendirle homenaje al mar.
Esta festividad remonta sus orígenes a comienzos del siglo 20, cuando un pequeño grupo de pobladores comenzó a organizar una kermesse de verano para festejar la llegada de la temporada, una idea que derivó en primera instancia en la Fiesta de la Inauguración, que nació en la década del 40.
Luego, abrió las puertas a la Fiesta del Mar y el Acampante, cuya primera edición surgió en febrero de 1974, luego de la proclamación de Viedma como capital de Río Negro un año antes y en respuesta a la necesidad y el entusiasmo de la población por tener una fiesta turística de proyección provincial y regional.
Con el correr de los años y la firme idea de rendirle homenaje al mar, el principal recurso del lugar, esta festividad se convirtió en una tradición y un festejo imperdible para los veraneantes que eligen las playas de El Cóndor año a año.
Su crecimiento y relevancia le permitió adquirir en 2017 la distinción de Fiesta Nacional, cobrando importancia a nivel país. Así, con su esencia intacta y cada vez más arraigada, continúa convocando a toda la familia con innumerables propuestas, adaptándose a la realidad económica.
Un destino natural e histórico
El Cóndor, a 32 kilómetros de Viedma, es un encantador destino con playas de grandes extensiones que se transforma en el lugar ideal para disfrutar un reconfortable descanso a orillas del mar, entre los acantilados y las increíbles postales que regala la fusión del cielo, coloreado por las aves que habitan el lugar, y el mar, o para practicar deportes de viento: una aventura asegurada.
La villa marítima, punto de partida del Camino de la Costa que cobija imponentes playas a lo largo de más de 200 kilómetros, alberga al Faro Río Negro, el más antiguo de la patagonia Continental y el más longevo del país en servicio, que fue declarado Monumento Histórico Nacional y Patrimonio Histórico de la Humanidad.
Se sitúa a escasos metros del Memorial de Malvinas, un monumento que se erige a orillas del acantilado en memoria de los combatientes que batallaron en el histórico conflicto bélico de 1982.