En un escenario que se nos presenta como de pos-pandemia, entrevistamos al Arq. Jorge Guitelman, pensador del turismo desde hace más de cuatro décadas, director de la Escuela Popular de Anfitriones y fundador del diario Pionero primer diario de la Costa atlántica y Lavalle, quien ha presentado su tercer libro, “Hospitalidad. La forma turística de la solidaridad”. Desde una perspectiva sociológica y humanitaria del turismo, en esta entrevista nos deja conceptualizaciones que nos obliga a pensar y re-pensar la actividad desde otras perspectivas.

T530- Haciendo un recorrido por sus obras, por sus charlas y disertaciones, usted plantea la necesidad de trabajar la actividad turística desde la óptica de la “artesanía del trato”. ¿Cómo sería?

JG- Es muy simple de explicar y de entender. En principio porque sostengo desde siempre que el componente humano en el turismo es el principal atractivo de cualquier destino. Entonces, por un lado, el turismo “industrial” o tradicional, tal y como lo conocemos, ofrece los eslabones necesarios para que el turista realice su experiencia de conocer un municipio X. Ese, por lo general tradicional, ofrece al viajero servicios, productos y atractivos turísticos a conocer. ¿Pero qué pasa cuando el turista vuelve de sus vacaciones? ¿Qué se lleva de ese lugar que visitó, además de un paisaje que le haya gustado y de determinados servicios turísticos que cumplieron sus expectativas?

Mientras que, desde el otro lado, está el destino en sí. Y ahí es donde debiéramos enfocarnos: los actores de la actividad turística del lugar brindan buenos servicios, bien. Poseen atractivos naturales o culturales dignos de visitar. Bien también. ¿Pero qué sucede cuando se termina esa temporada estival, por ejemplo? ¿Simplemente esperan la próxima?

Pero vayamos a un punto fundamental: ¿qué lo hace ser un destino turístico diferente del resto? ¿Cuál es su sello distintivo que hace que ese turista quiera volver? Y, sobre todo, ¿qué les queda a sus habitantes durante el año? No mucho, creo yo.

¿Por qué abro estos interrogantes? Porque estoy convencido de que una ciudad turística “únicamente” se puede considerar como tal si hay una comunidad “anfitriona/artesana del trato” en donde, por ende, el principal atractivo es el ser humano. Y lo es desde el trato con el otro, desde relaciones de afecto, desde la calidez humana, desde la “cultura de la hospitalidad”, como insisto siempre.

Ese –y no otro- debiera ser el aspecto distintivo de las comunidades turísticas. Y digo más aún: la “artesanía del trato” es la madre de todas las artesanías…Porque es la única artesanía frente a la cual la industria se queda muda. ¿Por qué digo esto último? Porque el trato supone afecto, afecto hacia el otro. En este caso, a los turistas que se acerquen a la comunidad anfitriona/artesana del trato.

Por eso insisto en esto, que es lo principal: hay que re-humanizar urgente a una sociedad –teniendo en cuenta que sociedad no es sinónimo de comunidad, y que en general confundimos estos dos conceptos – que, considero, está integrada por individuos aislados. Que dejarían de serlo siempre y cuando construyan comunidad.

T530- ¿Re- humanizar? ¿Y a través del turismo?

JG- Sí, ¿por qué no? En definitiva, el turismo es el padre de todas las artes. ¿Por qué? Porque crea hermandad en los pueblos. Y esta hermandad es la antesala de la libertad que la humanidad requiere ante la creciente deshumanización. Ya que sabemos que las artes generan un alimento espiritual en todos los seres humanos. Pero, el arte del turismo, que es un arte que crea hermandad en los pueblos, va específicamente a cubrir esa cuota de espiritualidad que los humanos necesitamos ante lo que mencioné anteriormente y más debiera preocuparnos hoy en día: una creciente des-humanización.

Solo la cultura de la solidaridad va a lograr salvar a la humanidad. Y cuando hay cultura de la solidaridad hacia dentro de cada comunidad, entonces sí puede haber hospitalidad hacia afuera: en este caso, para quienes se acerquen a realizar una experiencia turística que, consecuentemente, va a ser diferente. Diferente porque no se va a encontrar sólo con servicios y atractivos naturales, culturales, patrimoniales. Sino que van a poder transitar una vivencia turística a escala humana. Re-humanizante. En donde el “otro” importa y mucho.

Por todo esto bregamos desde la Escuela Popular de Anfitriones, o EPA por sus siglas, desde hace ya muchos años, exactamente desde el año 2000 cuando nació al amparo de nuestro diario “Pionero” –creado en 1980-.  Allí empezamos a hablar de este tema de la concientización social con orientación turística y de la necesidad de formar anfitriones que sean verdaderos artesanos del trato.

Lo que planteamos es un proyecto contra-hegemónico. Pero ojo que no significa que “enfrenta” a otro proyecto, sino que dice cosas diferentes, que propone cosas diferentes, y que se basa en lo humano: de allí es que proponemos otro paradigma.

En definitiva, tenemos que ser conscientes de que vivimos en tiempos de una gran des-humanización. Y esa gran des-humanización se puede verificar en las cosas más tontas de todos los días. Por ejemplo, el pensamiento propio y crítico desaparece para ser reemplazado por palabras de otros, especialmente de los medios de comunicación concentrados, los diálogos dejaron de tener la riqueza que en algún momento tuvieron: hablamos en general de cosas de la superficie y de las cosas que nos llegan por las redes, o las cosas que nos llegan por la tele. Pero no hablamos de cuestiones de fondo.

Así como tampoco nos relacionamos afectuosamente, solidariamente.

T530- El concepto de solidaridad siempre estuvo muy presente en su pensamiento y accionar…

JG- Sí, y lo sigue estando… Una comunidad que está organizada es de por sí solidaria. Y la solidaridad es sinónimo de hospitalidad. Por eso es que, si la comunidad anfitriona es solidaria hacia “adentro”, indefectiblemente, es hospitalaria hacia “afuera”. Verdaderos “artesanos del trato”, dedicados a brindar trato afectivo a los visitantes. Personas solidarias y hospitalarias que estarían pendientes y se anticiparían a sus necesidades.

Porque, en definitiva, ¡ser solidario es adelantarse a la necesidad del otro! Esto es así.

T530- Se da por sentado, entonces, que una comunidad turística debe constituirse dentro de una red social lo suficientemente fuerte ¿no?

JG- En realidad, es un poco más complejo, pero no por ello difícil de entender: desde la Escuela Popular de Anfitriones hacemos una diferenciación entre “red y tejido” y, además, incentivamos la creación de una forma más colectiva y comprometida de lo que comúnmente denominamos “tejido social”.

T530- ¿Cómo sería eso?

JG- A ver. En principio porque la “red” –red social- es abierta. Y, quién o quienes la usan eligen el tamaño de la trama: por ejemplo, si tomamos como metáfora a la actividad pesquera, el que quiere capturar tiburones elige una trama por la cual el tiburón no pueda pasar, pasan las mojarritas y otros peces menores ¿no es cierto? ¡Es la red que usan los opresores! Con lo cual, esa red no contiene a las mojarritas, contiene a los tiburones.

En el “tejido” la trama es tan pequeña que contiene a todos. Pero si hablamos de tejido social nos encontramos con que los tiburones se comen a las mojarritas, ¡es un tejido injusto!

Por ese motivo, la Escuela Popular de Anfitriones –EPA- tiene otra mirada y habla de construir “tejido popular”. Ese tejido debe ser construido por el pueblo para poder darle batalla al opresor, hasta liberarse. Decimos más: la hermandad se logra construyendo tejido popular.

Concretando:  La red social siempre favorece al opresor.  El tejido social también. La EPA propone tejido popular porque ese tejido hermana y, al hermanar, se convierte en el arma de los pueblos oprimidos.

Entonces, red y tejido no son la misma cosa, la red atrapa y el tejido contiene. Pero hay que hablar de cómo se construye tejido popular como contrapartida de red social.

T530- Usted tiene una mirada sociológica del turismo…

JG- ¡Por supuesto! ¡E ideológica también! Es una suma de pensamientos y conceptualizaciones que vengo trabajando desde hace mucho tiempo. Básicamente, porque lo creo sumamente necesario.

Pero, ahora bien. Volviendo al concepto de re-humanización y relacionándolo a esta diferencia entre red y tejido y entre tejido social y tejido popular, me gustaría resumir en pocas palabras para que se entienda mejor el punto de vista: la deshumanización es consecuencia de varios factores, pero todos creados directa o indirectamente por el opresor a través muy especialmente del desarrollo tecnológico.

La “robotización”, que ya está entre nosotros, no fue creada por las clases populares; de hecho, ellas son las víctimas. Ahora, desde la educación popular se podría crear una “pedagogía de la unidad” que tenga como fin crear tejido popular.

En ese sentido la EPA toma a la solidaridad como materia prima de ese tejido porque esas clases oprimidas conocen y practican la solidaridad en forma cotidiana.

A nuestra Escuela no concurren los tiburones (risas).

Consideramos que la herramienta para “tejer” es la comunicación fondeada y móvil:  esto significa viajar “por el fondo”, abandonando la agenda superficial que nos propone el opresor con el fin de entretenernos mientras nos roba los sueños.

La educación popular en manos de la comunidad es indispensable: esa debiera ser la educación pública. Mientras que, en el mismo sentido, nuestra educación pública debiera contradecir a los medios de comunicación dominantes y dejar de ser parte.

Entonces, la re-humanización vendrá aparejada de una “pedagogía de la unidad” que, en manos de la educación popular, empoderará a los oprimidos creando tejido popular.

Foto: Gentileza Diario Pionero

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