Es la fiesta más importante del país, un símbolo de su cultura e imagen ante el mundo, pero también es un dinamizador de la economía Las mayores celebraciones carnavalescas son las de Río de Janeiro, Recife, Salvador, San Pablo y Belo Horizonte, por su concurrencia masiva. Este año se prevé que la fiesta deje una facturación superior a los 1.600 millones de dólares y genere más de 25 mil empleos temporales

En 2023, el primer año con total normalidad tras la pandemia, el Carnaval significó una inyección de más de 8.180 millones de reales (unos u$s 1.600 millones) en la economía de Brasil, según la Confederación Nacional de Comercio de Bienes, Servicios y Turismo (CNC), una cifra que podría aumentar hasta un 15 por ciento este año. Según la entidad, en 2024 los festejos abrirán más de 25.000 empleos temporales a nivel nacional, y el sector turístico será el principal beneficiado, con una ocupación hotelera promedio superior al 60 por ciento.

Sólo en la ciudad de Río de Janeiro, el destino más popular entre los turistas extranjeros que viajan a Brasil en Carnaval, se espera que la fiesta genere R$ 4.500 millones en negocios. Según el gobierno municipal, los festejos de la capital carioca representan un tercio de toda la actividad económica del país durante el feriado carnavalesco. En Río de Janeiro se prevé que el Carnaval reúna a siete millones de personas en las comparsas (blocos) y desfiles de las escuelas de samba. 

Otras capitales también son escenario de festejos vibrantes y shows multitudinarios que ponen en marcha una cadena de actividades que incluye a costureras, choferes, guardias de seguridad, equipos de limpieza, técnicos y artistas, además de los sectores tradicionales de gastronomía, turismo y comercio. En Pernambuco, en la región Noreste del país, se espera que 3,7 millones de personas disfruten del Carnaval en las famosas laderas de la ciudad colonial de Olinda y 1,6 millones en la capital, Recife. En Salvador, Bahía, se espera que desembarquen más de 800.000 turistas y se estima una facturación de R$ 2.000 millones para el feriado. 

En Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, se vaticina que cinco millones de personas sadrán a las calles para participar en los más de 500 desfiles y comparsas agendados. Allí la inversión anunciada para la organización del Carnaval será de 41 millones de reales, aportados por el sector público (83%) y un restante 17% por empresarios privados en calidad de patrocinios publicitarios. Según la Cámara de Empresarios y Comerciantes de Belo Horizonte (CDL-BH, por sus siglas en portugués), la fiesta generará cerca de 1.000 millones de reales en actividad económica para la ciudad. 

«El Carnaval se convierte en una inversión y no en un gasto, y por eso toda nuestra inversión personal, física y financiera está destinada a hacerlo realidad», explicó a periodistas el presidente de Belotur (el ente municipal de turismo de Belo Horizonte), Gilberto Castro, en el acto oficial de apertura del Carnaval, la semana pasada.

La financiación pública y privada, en conjunto, es una práctica usual en las fiestas de Carnaval de todo Brasil. En la ciudad de San Pablo, por ejemplo, la celebración de este año tendrá el aporte de la empresa de bebidas Ambev, que invertirá R$ 26,6 millones en calidad de sponsor tras ganar la licitación que se abrió para ese fin el año pasado.

Una encuesta realizada por la Asociación Brasileña de Bares y Restaurantes (Abrasel) indica que se espera que el sector facture hasta un 15% más en el Carnaval de este año que en el del año pasado, específicamente en Belo Horizonte, Río de Janeiro y Recife. «Estamos entusiasmados», declaró el presidente ejecutivo de la organización, Paulo Solmucci, según reportó la Agencia Brasil.

En la actualidad existen 234 vuelos semanales desde Argentina a ciudades brasileñas. En 2023 más de 1.8 millones argentinos visitaron Brasil, consolidando a la Argentina como el país que más turistas envía a ese país. Cerca el 60% del flujo total de viajeros llega a Brasil por vía terrestre.

Foto: Gentileza Turismo/ Crédito Marco Antonio Teixeira