La llegada de los jacarandás y su azul violáceo en las calles de Buenos Aires, tulipanes de todos los colores a los pies de la montaña en Trevelin, avistaje de ballenas y orcas en Puerto Madryn…
Argentina es linda todo el año, no vamos a oponernos a tan cierta premisa. Pero es innegable que desde fines de septiembre toma un gustito diferente. El sol se asoma y calienta corazones de a poco, las flores embellecen los paisajes, los planes al aire libre redoblan apuestas, las costas reciben visitas magníficas y el calendario se llena de eventos irrepetibles. ¿Cuáles son, entonces, esos imperdibles turísticos que inaugura la estación de los colores? A leer y descubrirlo. Eso sí, las ganas de viajar aumentarán con certeza:
Fotear la ciudad violeta con el florecimiento de los jacarandás en Buenos Aires
De esas postales por las que el concepto de “instagrameable” fue inventado. La ciudad porteña teñida de violeta, calles arboladas con flores que danzan con el viento y le hacen sombra al paseo de turno, pétalos que pintan el cemento: el violáceo del jacarandá toma la capital argentina. Buenos Aires en primavera – especialmente en los meses de noviembre y diciembre – se vuelve mágica, un imán inequívoco para los lentes de las cámaras ansiosas por capturarla.
El mago en cuestión fue el paisajista francés Carlos Thays, que vio el potencial de incorporar el árbol a la identidad bonaerense y lo hizo realidad a finales del siglo XIX. Un eterno agradecimiento a él por la inmensa belleza de la que podemos ser testigos. Más de catorce mil ejemplares se distribuyen por la urbe, pero los barrios que llevan la delantera son Palermo, Recoleta y Belgrano. Si estás en busca de una buena foto, las avenidas Del Libertador y Figueroa Alcorta no fallan.
Caminar en el paraíso de los tulipanes en Trevelin, Chubut
Algún artista desde el cielo nos regaló esta pintura: un cielo azul, montañas con picos nevados, siluetas verdes y un campo infinito de tulipanes de los más vivos tonos de rosa, violeta, rojo, amarillo y blanco. La brújula patagónica marca una explosión de color en el mes de octubre, un arcoíris en las tierras más australes del mundo.
La atracción, ubicada sobre la ruta 259, a 13 kilómetros del centro de Trevelin (en la zona del Área Natural Protegida Nant), está abierta durante aproximadamente un mes, iniciando los primeros días de octubre. Dos millones de flores hacen fila sobre el campo a los pies de los famosos picos de Gorsedd y Cwmwl, que significa “Trono de Nubes” en galés. Un dato: además de la correspondiente selfie colorida, se puede fotear de noche. La luna, las estrellas, la figura de la imponente montaña y los cientos de tulipanes juntos son una gran combinación, ¿no?
Avistar orcas, ballenas, delfines patagónicos y pingüinos en Puerto Madryn, Chubut
No existe lugar en la Tierra como las costas de Chubut para acercarse al mundo de la más maravillosa fauna marina. Y la temporada primaveral es, decididamente, de las mejores para hacerlo. ¿Por qué? Porque las visitas aumentan considerablemente y se pueden ver muchas especies en el mismo viaje. Sí señores, la lista de invitados a partir de septiembre va desde ballenas franco australes hasta pingüinos y orcas.
Las primeras tienen una cita obligada todos los años en el Golfo Nuevo, y no decepcionan con su aparición. Juegan entre olas y se las puede ver incluso desde la costanera de la ciudad. Otro punto clave de avistaje es El Doradillo, pero si se quiere ir a por una experiencia más inmersiva siempre existe la posibilidad de embarcarse sobre su hábitat natural -el agua- y verlas aún más de cerca. Su gran tamaño (miden hasta 16 metros) asombra hasta al viajero más aventurero.
Por su parte, las simpáticas aves de traje blanco y negro se instalan principalmente en Península Valdés -la colonia más grande de Pingüinos de Magallanes- y Punta Tombo. A su vez, Punta Norte y Caleta Valdés son los puntos destacados para el avistaje de orcas, pero hay que estar listo para sorprenderse porque pueden aparecer en cualquier lugar de la Península. Lobos y elefantes marinos completan la lista junto a las cientos de especies de aves que podrían considerarse habitués por estos pagos.
Pasear por el Rosedal en Buenos Aires
En lo que es, tal vez, el parque más importante de la ciudad (el Tres de Febrero, mejor conocido como Los Bosques de Palermo) se sitúa esta joyita de jardinería que por su belleza se posicionó como el principal atractivo de este gran pulmón verde. Se trata del Rosedal de Palermo, el hogar de ocho mil ejemplares de rosas de 93 especies diferentes que colorean de rojo, rosa, blanco y verde el paisaje urbano.
Además de su carácter florido, el Rosedal está acompañado por el famoso puente helénico sobre el lago. La combinación resulta en un espacio donde la tranquilidad y el encanto estético hacen a un paseo imperdible. Por si todavía no te convencimos, el jardín fue premiado por la WFRS (Federación Mundial de las Sociedades de Rosas) con el Garden Excellence Award.
Hacer kayak en los lagos de Bariloche
La fórmula del éxito: montañas, lagos, bosques y solcito. ¿Te imaginaste un cuadro? Hiciste bien. Bariloche es lo más parecido al paraíso y las maneras de disfrutarlo son infinitas. Por supuesto, cada estación tiene su propia forma de seducir al viajero, pero la primavera compite por el primer puesto. A la ya fascinante postal se le suman flores como el lupino y los cerezos, el paisaje se vuelve aún más hermoso (si es eso posible), el clima es ideal para los planes al aire libre -y en eso el destino es experto- y, además de por tierra, se lo puede aprovechar desde otro de sus grandes escenarios: el agua.
En este último nos detenemos porque la temperatura inaugurada el 21 de septiembre habilita una de las actividades más imperdibles de la Patagonia: el kayak. Remar a tu ritmo sobre espejos de agua, ver los picos montañosos de la cordillera de los Andes dibujados en el reflejo, escuchar el sonido de la naturaleza, apreciar el espectáculo desde adentro, descubrir playitas escondidas y conectar con el medioambiente. Suena bien, ¿no?
Bariloche tiene incontables sedes para practicarlo, porque si hay algo en lo que destaca es en el atractivo de sus lagos. Lo mejor es que no hay que tener ningún tipo de experiencia para animarse a navegar. Si ya te tentaste -y asumimos que sí- anotá estas coordenadas para salpicarte con aguas cristalinas y envolverte por la inmensidad de la magia patagónica: Nahuel Huapi y el Brazo Tristeza, Lago Gutiérrez, Lago Moreno y Lago Mascardi.
Coronar el turismo aventura con una copa de tinto en Mendoza
Mendoza es un destino para el lujo pero también para el movimiento. Para lucir tu mejor outfit entre viñedos pero también para ensuciar las zapatillas. Y esa fusión entre goce y adrenalina encuentra su mejor cara en -sí, adivinaste- la primavera. ¿Por qué? Porque el clima es óptimo para aprovechar sus paisajes en la montaña y malcriar al cuerpo luego con una buena copa en mano.
El magnífico Cañón de Atuel que combina el turquesa de sus aguas con el colorado de sus tierras e invita a aventureros a hacer rafting o canopy, las Dunas del Nihuil -perfectas para hacer sandboard-, la zona de Potrerillos, meca del turismo aventura de la provincia con actividades que van desde el kayak hasta el rafting, canopy, trekking o cabalgatas. La lista sigue y está claro: todo turista tiene una cita con la naturaleza por pagos mendocinos. El invierno se despide para dar lugar a un universo de actividades bajo el sol, y no hay mejor recompensa que la de premiar el ejercicio con sabores gourmet maridados con algunos de los mejores vinos del mundo.