El turismo sigue recuperándose a buen ritmo. A nivel mundial, los destinos recibieron casi el triple de llegadas internacionales en el primer trimestre de 2022 que en el mismo periodo de 2021, con Europa liderando el repunte del sector.
Según el último Barómetro del Turismo Mundial de la OMT, el turismo internacional experimentó un aumento interanual del 182% en enero-marzo de 2022, y los destinos de todo el mundo recibieron unos 117 millones de llegadas internacionales, frente a los 41 millones del primer trimestre de 2021. De los 76 millones de llegadas internacionales adicionales de los tres primeros meses, unos 47 millones se registraron en marzo, lo que demuestra que la recuperación está cobrando fuerza.
Europa y América lideran la recuperación
Los datos de la OMT muestran que, durante el primer trimestre de 2022, Europa acogió casi cuatro veces más llegadas internacionales (+280%) que en el primer trimestre de 2021, con resultados impulsados por la fuerte demanda intrarregional. En América las llegadas se duplicaron con creces (+117%) en los mismos tres meses. Sin embargo, las llegadas a Europa y América siguieron siendo un 43% y un 46% inferiores a los niveles de 2019, respectivamente.
Oriente Medio (+132%) y África (+96%) también experimentaron un fuerte crecimiento en el primer trimestre de 2022 en comparación con 2021, pero las llegadas se mantuvieron un 59% y un 61% por debajo de los niveles de 2019, respectivamente. Asia y el Pacífico registraron un aumento del 64% con respecto a 2021, pero de nuevo los niveles fueron un 93% inferiores a las cifras de 2019, ya que varios destinos permanecieron cerrados a los viajes no esenciales.
Por subregiones, el Caribe y el sur de la Europa mediterránea siguen mostrando los índices de recuperación más rápidos. En ambas, las llegadas se recuperaron hasta casi el 75% de los niveles de 2019, y algunos destinos alcanzaron o superaron los niveles anteriores a la pandemia.
Los destinos se abren
Aunque el turismo internacional sigue estando un 61% por debajo de los niveles de 2019, se espera que la recuperación gradual continúe a lo largo de 2022, a medida que más destinos suavicen o levanten las restricciones de viaje y se libere la demanda reprimida. A fecha de 2 de junio, 45 destinos (de los cuales 31 están en Europa) no tenían restricciones relacionadas con la COVID-19. En Asia, un número cada vez mayor de destinos ha empezado a suavizar esas restricciones.
A pesar de estas perspectivas positivas, la difícil situación económica unida a la ofensiva militar de la Federación Rusa en Ucrania supone un riesgo para la recuperación del turismo internacional. La ofensiva rusa sobre Ucrania parece haber tenido hasta ahora un impacto directo limitado en los resultados globales, aunque está perturbando los viajes en Europa del Este. Sin embargo, el conflicto está teniendo importantes repercusiones económicas a nivel mundial, exacerbando los ya elevados precios del petróleo y la inflación general e interrumpiendo las cadenas de suministro internacionales, lo que se traduce en un aumento de los costes de transporte y alojamiento para el sector turístico.
Los ingresos por exportación se recuperarán más rápidamente al aumentar el gasto
El último número del Barómetro del Turismo de la OMT muestra también que en 2021 se perdieron 1 billón de dólares en ingresos por exportación del turismo internacional, que se suman al billón perdido en el primer año de la pandemia. Los ingresos totales por exportaciones del turismo (incluidos los ingresos por transporte de pasajeros) alcanzaron una cifra estimada de 713.000 millones de dólares en 2021, un aumento del 4% en términos reales con respecto a 2020, pero todavía un 61% por debajo de los niveles de 2019. Los ingresos por turismo internacional alcanzaron los 602.000 millones de dólares, también un 4% más en términos reales que en 2020. Europa y Oriente Medio registraron los mejores resultados, con un aumento de los ingresos hasta cerca del 50% de los niveles anteriores a la pandemia en ambas regiones.
Sin embargo, la cantidad que se gasta por viaje está en aumento: de una media de 1.000 dólares en 2019 a 1.400 dólares en 2021.
Se avecina una recuperación más fuerte de lo previsto
El último Índice de Confianza de la OMT mostró un marcado repunte. Por primera vez desde el comienzo de la pandemia, el índice volvió a los niveles de 2019, lo que refleja el aumento del optimismo entre los expertos en turismo de todo el mundo, aprovechando la fuerte demanda reprimida, en particular los viajes intraeuropeos y los viajes de Estados Unidos a Europa.
Según la última encuesta del Grupo de Expertos de la OMT, una abrumadora mayoría de profesionales del turismo (83%) ve mejores perspectivas para 2022 en comparación con 2021, siempre y cuando se contenga el virus y los destinos sigan suavizando o levantando las restricciones de viaje. Sin embargo, el actual cierre de algunos grandes mercados emisores, sobre todo en Asia y el Pacífico, así como la incertidumbre derivada del conflicto entre Rusia y Ucrania, podrían retrasar la recuperación efectiva del turismo internacional.
Un mayor número de expertos (48%) ve ahora un posible retorno de las llegadas internacionales a los niveles de 2019 en 2023 (desde el 32% de la encuesta de enero), mientras que el porcentaje que indica que esto podría ocurrir en 2024 o más tarde (44%) ha disminuido en comparación con la encuesta de enero (64%). Mientras tanto, a finales de abril, la capacidad aérea internacional en América, África, Europa, el Atlántico Norte y Oriente Medio ha alcanzado o está cerca del 80% de los niveles anteriores a la crisis y la demanda le sigue.
La OMT ha revisado sus perspectivas para 2022 debido a unos resultados más fuertes de lo esperado en el primer trimestre de 2022, un aumento significativo de las reservas de vuelos y las perspectivas del Índice de Confianza de la OMT. Ahora se espera que las llegadas de turistas internacionales alcancen en 2022 entre el 55% y el 70% de los niveles de 2019, dependiendo de varias circunstancias, como el ritmo al que los destinos sigan levantando las restricciones de viaje, la evolución de la guerra en Ucrania, los posibles nuevos brotes de coronavirus y las condiciones económicas mundiales, en particular la inflación y los precios de la energía.