Las reducciones en la transmisión del virus han sido exitosas, en base a datos comparados de 11 países europeos, gracias sobre todo, al confinamiento
Según un estudio de los equipos del Centro para el Análisis Global de Enfermedades Infecciosas, el Instituto Jameel y el Departamento de Matemáticas del Imperial College de Londres, las políticas de confinamiento y aislamiento han tenido un impacto dramático en la expansión del virus en Europa. El estudio explica que con los estrictos controles de los movimientos de las personas se ha evitado una cifra estimada superior a 3.100.000 muertes y en el Reino Unido, la cifra de fallecidos habría llegado al medio millón.
Según ese estudio, que ha recogido datos de 11 países incluidos el Reino Unido, Italia, Francia, España y Alemania, del 2 al 29 de marzo de este años, estos países europeos comenzaron a implementar los principales métodos no farmacéuticos (como el cierre de las escuelas y todo el trabajo no esencial, fomentando el teletrabajo) para controlar la epidemia de COVID-19.
El modelo muestra que, para el 4 de mayo, entre 12 millones y 15 millones de personas se habrían infectado y en algunas naciones europeas el impacto hubiera sido mayor que en otras, como ha ocurrido incluso con las medidas de control.
Es importante medir la efectividad de estas intervenciones (las medidas de confinamiento decretadas en los estados de alarma) teniendo en cuenta sus impactos económicos y sociales, pero nos pueden indicar qué cursos de acción son necesarios en el futuro para mantener el control en caso de que se produzcan nuevos brotes o focos.
Estimar el número de reproducción, es decir, el número promedio de casos que una persona infectada puede causar mientras es infecciosa, es una de las medidas más útiles. Sin embargo, el número de reproducción puede ser difícil de calcular usando datos de casos, porque una mayor proporción de infecciones no siempre es controlada. Así que una forma alternativa de rastrear una epidemia es calcular los niveles de infección retrospectivamente mediante el análisis de las muertes ya reportadas durante un periodo determinado de tiempo.
Si bien los datos de defunción, también pueden estar sujetos a informes insuficientes o incorrectos, se consideran más fiables que los datos de casos y también pueden ser de utilidad para estimar la proporción de casos no reportados de modo oficial.
El equipo del Imperial College que ha participado en este trabajo, utilizó datos de muertes reales para inferir cambios en el curso de la epidemia de COVID-19, sin que interviniera el uso de medicamentos específicos. Se analizaron datos de 11 países europeos, incluidos el Reino Unido, España, Italia, Alemania y Bélgica, hasta el 4 de mayo del 2020. Se estima que para esa fecha, entre 12 y 15 millones de personas en estos países habían sido infectadas con SARS-CoV-2 (de un 3,2% a un 4% de la población, con grandes fluctuaciones de país a país). Al comparar el número de muertes observadas con las predichas por su modelo en ausencia de intervenciones, los autores sugieren que se han evitado aproximadamente 3.1 millones de muertes gracias a las medidas no farmacéuticas, o sea, con las medidas de confinamiento e higiene. Calculan que el número de reproducción se ha reducido a menos uno como resultado de esas medidas.
Según el doctor Samir Bhatt, autor del estudio del centro MRC para el Análisis Global de enfermedades infecciosas del Imperial College «estos datos sugieren que sin ninguna intervención, como el cierre de los colegios y el confinamiento, podría haber habido muchas mas muertes por COVID-19. La tasa de transmisión ha disminuido de niveles altísimos, a otros bajo control, en los países europeos estudiados. Nuestro análisis -continua el experto- sugiere que habría muchas mas infecciones en estos países europeos, de lo estimado previamente. Ahora se deben considerar muy cuidadosamente, las siguiente medidas que se necesitan para mantener esa transmisión bajo control»
Fuente: SER