Los desmedidos elogios del Secretario de Turismo, Deporte y Ambiente, Daniel Scioli hacia el presidente Javier Milei, ya superan lo bizarro y rozan lo ridículo: «si esto sigue así a Milei van a tener que darle el Premio Nobel», debido a la recuperación económica que, según su visión, tuvo la Argentina desde la asunción del nuevo gobierno. Pero hace unos días, el funcionario que pasó de la noche a la mañana a ser el mayor defensor de las ideas de la libertad y la derecha mas extrema, destacó en un encuentro del sector que el Presidente es «un gran embajador turístico ante los ojos del mundo».
Las declaraciones de Scioli ya sorprenden a propios y extraños, porque hemos visto a muchos irse de una banda a otra, como el zapallo suelto en un carro, pero a este extremo y tan innecesariamente es poco menos que muy llamativo.
Dicen en los pasillos de Suipacha que tanto el secretario como la subse, Yanina Martínez, otra libertaria de último momento, que como su jefe fue Kichnerista y albertista y hasta funcionaria del horrible gobierno de Alberto Fernández, están desesperados por mostrar algo de gestión pero está claro que ni el mejor de los magos puede lograr esa ilusión. Sólo pueden convencer a una parte del sector que vive en una literal nube de humo y microclima de mentira que se retroalimenta de una manera asombrosa y preocupante esperando la aparición de las Fuerzas del Cielo.
Mientras Scioli manifiesta públicamente su obsecuencia al Presidente, el sector vive momentos de angustia y los hoteleros y gastronómicos no saben como van a pasar la temporada baja, porque con humo no se pagan los servicios ni llegan los turistas. Incluso aquellos que tienen reservas para vacaciones de invierno piensan en las facturas de luz y gas para calefaccionar hoteles.
Un empresario hotelero de la costa atlántica bonaerense sostiene que en su apart de Villa Gesell, mantener calefaccionada la piscina le cuesta alrededor de dos millones de pesos por mes y que tiene un gasto fijo total de aproximadamente siete millones y medio -sin pasajeros-, lo que le genera una gran preocupación: «la temporada alta no fue buena, tuvimos que bajar mucho los precios para tener una ocupación aceptable pero pasar el invierno para los establecimientos en destinos de playa se va a hacer muy difícil, por eso muchos cierran, pero estar cerrado en mi caso es aun peor» -explicó.
Por su parte otro empresario del sector titular de inmobiliarias y hoteles en La Lucila del Mar y San Bernardo explica que «vamos camino a ser un pueblo fantasma en baja temporada, cada vez hay menos negocios abiertos y se ven muy pocas personas en la calle, es realmente muy deprimente, es imposible mantener una estructura hotelera todo el año con una temporada alta floja y de apenas dos meses.
En ese sentido grafica con un ejemplo la realidad, «en uno de nuestros hoteles que está abierto todo el año, la última factura luz fue de casi un millón de pesos, y los meses anteriores habíamos pagado 500 mil y 100 mil pesos respectivamente, y sin un solo pasajero». Y cuenta una anécdota que «si no fuera algo dramático es para reirse y mucho, los propietarios llaman a las inmobiliarias para preguntar que se fijen si dejaron algo prendido porque les están viniendo boletas de 50.000 pesos de luz».
Mientras tanto como si estuviera tratándose de Disney, Scioli subrayó que «si esto sigue así a Milei van a tener que darle el Premio Nobel de Economía. Estamos viendo una transformación, en cinco meses ya se ve el superávit financiero, el superávit comercial, estamos cerca de levantar el cepo».
En ese marco destacó que sería candidato a recibir ese premio «si se profundiza la senda de la recuperación y el desarrollo» y agregó que «Generalmente estos premios se dan por una teoría, pero ahora estamos frente a otra cosa. Es lo que veo yo», dijo el ex gobernador bonaerense.