Más de cinco mil personas disfrutaron en la Plaza de Armas de la Reducción Jesuítica de San Ignacio, de una inolvidable noche, donde la fe fue abrazada por el arte de Nahuel Pennisi y los artistas misioneros, otorgando alto vuelo a la misa más importante del año en uno de los lugares mas emblemáticos de nuestro país. Para el ministro de Turismo de la Provincia «la fecha es muy particular y el lugar es muy místico, lo que genera una gran emoción no solo en el público sino en cada uno de los que son parte de este encuentro».
Desde las 18 del jueves, una multitud proveniente de toda la región, se dio cita, con mate y sillones en mano, para vivir uno de los espectáculos de Jueves Santo más imponentes de la Argentina; la tradicional Misa Popular de las Misiones.
El altar montado frente al templo jesuítico iluminado; instrumentos y voces en perfecta ejecución por músicos misioneros; en armónica fusión con el entorno vestido de naturaleza e historia, transformaron en mágica a esta ceremonia que ya es un clásico de las agendas turísticas de Semana Santa.
Con el Himno del décimo Congreso Eucarístico Nacional de Argentina, el Obispo de la diócesis de Posadas, Juan Rubén Martínez, dio comienzo a la celebración, rememorando la Última Cena en la tierra elegida por los sacerdotes jesuitas para llevar a cabo su misión evangelizadora.
Bajo la dirección del maestro Luis Marinoni, el Ballet Folklórico del Parque del Conocimiento interpretó Mater Lacrimosa (Madre que llora), versión coreográfica sobre la Misa Criolla de Ariel Ramírez, un canto de identidad argentina y americana de la Madre María en súplica por la paz del mundo de hoy, sobre sonidos presentes con colores sudamericanos de vidalas, chacareras, yaraví y estilos pampeanos.
«Después de dos años podemos volver a reunirnos para compartir esto que para los misioneros es muy especial. Vivimos la religiosidad en comunión con nuestras raíces culturales e históricas, y en las voces y el arte de nuestros artistas, que han logrado convertir a este evento en un producto de muy alta calidad, que ya es un clásico para propios y turistas de toda la región», destacó el ministro de Turismo, José María Arrúa, quien presenció la celebración junto al vicegobernador, Carlos Arce; el intendente, Javier Peralta; el ministro de Cultura, Joselo Schuap; de Agricultura Familiar, Marta Ferreyra; de Cambio Climático, Gervasio Malagrida; la presidenta del Parque del Conocimiento, Claudia Gauto; el presidente del Instituto de Previsión Social, Lisandro Benmaor, demás autoridades provinciales.
El cierre de la noche volvió a encender la escena con la voz y la guitarra del consagrado cantautor Nahuel Pennisi, quien, con su inseparable guitarra, regaló a los presentes un exquisito repertorio cargado de emoción.
Conjugando su arte con la magia del entorno, imprimió en la noche un capítulo que, sin dudas, será histórico.
Con los primeros acordes de «El diablo de los bombos», se llevó la primera gran ovación del público, que desde todos los rincones de la región se congregó para disfrutar su música.
La noche siguió con «Volver en guitarra», «Pescador de hombres», «Universo paralelo», «Chacarera de las piedras» y muchos éxitos más.
Y tras un intento de despedida, el público pidió más; y Pennisi no dudó en entregar un poco más de su arte, cerrando la noche con «Posadeña linda», «Oración del Remanso», y La masa.
“Mater Lacrimosa”, la versión coreográfica sobre la Misa Criolla
Una sublime interpretación coreográfica, que tuvo lugar en el marco de la Misa Popular de las Misiones.
En este contexto, el público pudo disfrutar de un exquisito repertorio, diseñado completa y especialmente por Músicos Misioneros; y fragmentos de la Misa Criolla -icónica obra del maestro Ariel Ramírez- interpretados por el ballet del Parque del Conocimiento, bajo la dirección del maestro Luis Marinoni.
Grabada en 1964 por Los Fronterizos y el coro de la Cantoría de la Basílica del Socorro, Ariel Ramírez sintetiza de modo notable la esencia de la música folclórica argentina y el espíritu de la liturgia católica.
La versión coreográfica del Maestro Marinoni se refugia en los templos continuos de Roma, sus oscuros y sombras que muestran alabanzas en formas del más exquisito arte expresado por el hombre a su Dios.
El encuentro eterno de la virgen dolorosa con su hijo en el santísimo sobre sonidos presentes con colores sudamericanos de vidalas, chacareras, yaraví y estilos pampeanos celebran la fe de los pueblos allende los mares. Las escenas serán: Kirye, Gloria, Credo, Sanctus, Agnus Dei.
El Ballet Folklórico del Parque del Conocimiento interpreta esta versión llamada Mater Lacrimosa (Madre que llora) en un canto de identidad argentina y americana de una Madre María en súplica por la paz del mundo de hoy.
La Misa Popular de las Misiones y el posterior espectáculo, llegaron a todos los hogares misioneros a través de la pantalla de LT85 TV Canal 12, y en deferido a la medianoche por la Televisión Pública Nacional, pudiendo compartir así, desde todos los rincones de la tierra colorada, una noche inolvidable, donde la religiosidad hizo fusión perfecta con el arte, desafiando los sentidos de los presentes, en cuya memoria quedará grabada la esencia del sentir misionero.
El ministro Arrúa destacó la recuperación del turismo en todo la provincia a pesar de la pandemia y el crecimiento sostenido de la actividad con fuertes inversiones en hotelería y servicios; y destacó que Posadas se posiciona como la gran capital del Norte Argentino. En ese sentido resaltó la remodelación del aeropuerto de la capital misionera que comenzará el mes próximo, como «prueba contundente de ese avance en el que venimos trabajando».
Asimismo destacó que Aerolíneas Argentinas anunció que seguirá sumando frecuencias los fines de semana a medida que continúe el aumento de la demanda en destinos de la provincia.
Cabe destacar que fue la gestión de José María Arrúa, quien decidió recuperar un ícono de San Ignacio, como es la Misa Popular de las Misiones y apostar a su reedición en el año 2018, luego de un largo paréntesis; la cual ya cuenta su tercera edición.
La Misa de las Misiones, un clásico en un marco de historia inigualable
Cuesta ubicarse en el tiempo, cuesta imaginarse cuando enfrentados a lo que queda de un inmenso pórtico de entrada, en una deslumbrante construcción que ronda los 400 años, como fue la vida en ese rincón misionero.
Un sitio guaraní jesuítico restaurado en su totalidad, donde se puede apreciar en su plenitud la arquitectura, el urbanismo y el arte barroco-americano plasmado en los muros del templo, su gran fachada y la residencia de los Padres Jesuitas.
En la actualidad San Ignacio Miní es la mejor conservada de las misiones jesuíticas de los siglos XVI y XVII en territorio argentino. Alrededor de una plaza central se distribuyen la iglesia, la Casa de los Padres, el cementerio, las viviendas y el cabildo.
En la construcción de San Ignacio se empleó la piedra local, el asperón rojo, en grandes piezas. La dimensión de los trabajos ha permitido que, pese a años de deterioro, la mayor parte de los muros siga en pie.
La Reducción Jesuítica San Ignacio Miní, junto con las de Nuestra Señora de Loreto, Santa Ana y Santa María la Mayor (ubicadas en la Argentina) fueron declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 1984.