Muy cerca de la Ciudad de San Rafael la imponente cordillera, la atmósfera y la diafanidad del cielo, llevan una marca: El Sosneado “donde primero se ve el sol”. El camino está en buen estado pero hay tramos de difícil circulación en los que se deben cruzar ríos, sobre todo en épocas de deshielo, por lo que se recomienda transitar en vehículos aptos para la ocasión.
Una mezcla sorprendente conjuga los más diversos paisajes. Volcanes inactivos, aguas termales, vertientes naturales, donde la naturaleza desbordante se convierte en un paraíso confortable para disfrutar de toda la tranquilidad y libertad de la montaña.
Hacia el sur, por Ruta Nacional 144, a tan sólo treinta y tres kilómetros de iniciado el recorrido, comienza el acceso de la Cuesta de Los terneros, que alcanza una altura máxima de mil metros, para luego descender camino a El Sosneado. En la estribación superior encontramos una ventana natural en la montaña que nos muestra el oasis sanrafaelino en toda su extensión.
El próximo atractivo del circuito son las Salinas del Diamante, un caso único en la región constituido por una mina de sal gigante a cielo abierto ubicada a la vera de la ruta, una región de paisaje patagónico de dos mil quinientas hectáreas, de las cuales mil encierran una producción de sal explotada comercialmente y un “Museo de la Sal” que posee datos históricos y muestras de sales provenientes de salinas de todo el mundo. Allí también pueden adquirirse productos como sales comestibles saborizadas y de baño.
Por la misma ruta siempre, escoltado por la imponente Cordillera de Los Andes, y a ciento cuarenta y dos kilómetros, aparece el paraje El Sosneado, zona de naturaleza agreste ideal para desarrollar actividades al aire libre como trekking, cabalgatas, mountain bike y andinismo superior. Si se animan, en vehículos cuatro por cuatro, se puede acceder en las faldas del volcán Overo, de 4.890 metros, a una mina de azufre abandonada desde 1963.
En este lugar funcionó durante muchos años la Hostería El Sosneado, un lugar rústico pero acogedor, que solía albergar a turistas de paso y a otros que lo elegían por su tranquilidad para pasar una tranquilas vacaciones, con sitios de interés muy cercanos. Se comía muy rico y su chimenea humeante era una parada obligada en los fríos y nevados inviernos del sur mendocino. Para acceder había que cruzar un pequeño puente para atravesar una acequia, por donde el ruido que provocaba el agua a toda hora le daba un marco especial al lugar.
Cabe destacar que antes de ingresar al sendero de montaña, en la ruta existe una estación de servicio, gastronomía, regionales y casa de excursiones.
Mediante un camino consolidado propicio para vehículos altos o camiones que bordea el río Atuel, el visitante se adentra hasta la Laguna El Sosneado, ideal para la pesca y el avistaje de aves, y continuando unos treinta kilómetros más pueden visualizarse las ruinas de un antiguo Hotel Termal, donde aún se conservas las piletas de aguas termales al aire libre, que a pesar del paso del tiempo mantienen sus propiedades curativas.
Ya en plena Cordillera de Los Andes se levanta majestuoso con sus glaciares eternos el Volcán Overo y la Laguna del Atuel, que junto con las Cataratas del Atuel conforman un entorno paisajístico de extraordinaria belleza y que constituyen la naciente al Río Atuel. A este último tramo del circuito sólo se accede a caballo por lo que frecuentemente se realizan expediciones a través de la montaña para llegar a ellas.
El Municipio de San Rafael, en el «Corazón de Mendoza» como reza su slogan, cuenta con una enorme oferta de paisajes naturales únicos en los que como este de alta montaña, el visitante puede apreciar la inmensidad de la naturaleza y el silencio mas profundo jamás apreciado en medio de la soledad de un entorno deslumbrante.
Fotos: Turismo530/ Municipalidad de San Rafael