Nació en Uruguay, pero vivió en la Argentina desde 1974. Fue quien creó -junto con Jorge Guinzburg y Carlos Abrevaya- la famosa historieta Diógenes y el Linyera, publicada desde 1977 y sin interrupciones. Con ella, Tabaré habló sobre la realidad política y social de esta parte de la región, desde la perspectiva de marginalidad de sus personajes. A sus 74 años, murió el pasado 4 de julio en el partido de Lomas de Zamora. En esta nota, lo recordamos y homenajeamos como uno de los grandes humoristas gráficos radicados en nuestro país.

Dibujante, humorista y caricaturista, Tabaré Gómez Laborde había nacido en Uruguay, el 21 de agosto de 1948. Si bien le dio vida a distintos personajes e historietas, su popularidad llegó con la publicación de la tira Diógenes y el Linyera. En la Argentina, se publicó en el Diario Clarín ininterrumpidamente desde 1977. A este periódico entró de la mano de otro grande: el maestro Hermenegildo Sábat.

Tabaré fue un dibujante autodidacta, tomó distintos trabajos para sustentarse, pero fue en una agencia de publicidad en Montevideo donde comenzó a despegar su verdadera profesión. A partir de ahí, comenzó a realizar trabajos para las publicaciones uruguayas Despegue (1971), La Chacota (1972), La Bocha (1972) y Noticias (1976). Más tarde, en 1969, comenzó a publicar en la Argentina. Aquí vivió casi medio siglo: desde 1974 hasta el 4 de julio de este año, cuando falleció en la localidad de Turdera (Lomas de Zamora), a los 74 años de edad.

Diógenes y el Linyera
Se trata de la tira cómica que más reconocimiento le dio a Tabaré. Contó con más de 9000 ediciones en la contratapa del diario Clarín, cuya primera edición tuvo lugar en 1977. Diógenes y el Linyera vio la luz de la mano de Jorge Guinzburg, Carlos Abrevaya y el propio Tabaré, sus creadores.

Guinzburg y Abrevaya, por su parte, fueron los guionistas. Posteriormente, desde 1996 hasta 2006, Héctor García Blanco se hizo cargo del guion y, luego, el propio Tabaré comenzó a escribirlos.

La historieta narra las aventuras de un linyera y su perro, Diógenes. Si bien a lo largo de la historia han aparecido otros personajes secundarios, ellos son los protagonistas, quienes comentan en cada viñeta algún aspecto de la realidad social y política, siempre con ironía y humor, desde sus propias perspectivas de vagabundos urbanos.

“Tabaré le ponía humanidad a todo, a lo inhumano incluido. Y así fue capaz de sacar una sonrisa incluso cuando se refería a la muerte, la pobreza y otras realidades durísimas. De hecho, fue pionero en señalar con dignidad a los sin techo, en tiempos en que no existía el eufemismo ‘situación de calle’ ni se llegaban a contar media docena de ellos por cuadra”, recordaron desde Clarín.

Otras publicaciones
Por otra parte, Tabaré dio nacimiento a otros personajes e historias que contaron con varios capítulos. Entre estas obras, está El cacique Paja Brava: una historieta con guion de Aquiles Fabregat. Se trata de un cacique que, sobre sus conquistas amorosas, nunca logra llegar a buen puerto. 24 capítulos completan esta obra que se publicó en las revistas argentinas Satiricón y Humor, como también en otros medios.

También dibujó Eustaquio, con guion de Fabre. Se trata de un personaje de los breves relatos humorísticos llamados “Romancero del Eustaquio el impoluto”. Fueron quince capítulos publicados en la revista Humor. Además, le dio vida a Don Chipote de la Pampa. Allí se dio forma a una parodia de Don Quijote de la Mancha y del Martín Fierro, con guion de Fabre. Se publicó también en la revista Humor.

Tabaré fue parte de la edad de oro de la historieta en Argentina. Con ingenio, humor y talento, transformó las viñetas en blanco en un lugar de reflexión. Incluso, durante los momentos más oscuros y trágicos de la dictadura. De alguna manera, las creaciones que dejaba sobre el papel se convirtieron en su refugio durante los años de plomo. Y, tal vez, el de tantos otros.

Con el retorno de la democracia, aquel trabajo no perdió vigencia, ni chispa, ni profundidad. La contratapa de Clarín fue mutando, en la que se incorporaron otros dibujantes, otras historietas, otras creaciones. Pero Diógenes y el Linyera fueron los personajes siempre presentes que acompañaron, a través de los años, las épocas y los gobiernos, a gran parte de los lectores argentinos.