Autores: Eduardo Cimolai y Francisco M. Pastor

A diez años de la publicación de Laudato Si’, este artículo propone una mirada crítica y propositiva sobre el rol del turismo en los territorios. A partir de los principios de interdependencia, espiritualidad del cuidado y justicia territorial presentes en la encíclica del Papa Francisco, se plantea la necesidad de construir una política turística orientada al bien común. El texto invita a repensar el turismo más allá del consumo, como práctica de encuentro, cuidado y transformación personal y colectiva.

Temas clave:
Turismo sostenible, políticas públicas, ética del desarrollo, justicia territorial, Laudato Si’.

Turismo para el bien común: hacia una política turística inspirada en Laudato Si’
Reflexión a una década de la encíclica del Papa Francisco – 24 de Mayo de 2025
Hace diez años, el Papa Francisco publicó Laudato Si’, una encíclica que marcó un hito
en la reflexión contemporánea sobre el ambiente, la justicia social y el modelo de
desarrollo global. Más que un documento religioso, es una propuesta ética, cultural y
política que interpela a todos los sectores, especialmente en un contexto donde los
efectos de la crisis climática, el extractivismo y la desigualdad se sienten con fuerza en
los territorios.

El turismo, como práctica económica, social y cultural, no queda fuera de este debate.
De hecho, muchas de las tensiones señaladas por Laudato Si’ atraviesan directamente
a la actividad turística: la relación con la naturaleza, la cultura del descarte, el ritmo
acelerado del consumo, la concentración de beneficios, la exclusión de comunidades
locales, el deterioro ambiental.

Frente a esto, se vuelve urgente repensar el turismo desde una lógica del cuidado.
Cuidado del territorio como espacio vivo y no solo como recurso. Cuidado de las
personas y las culturas locales como protagonistas, no como decorado. Cuidado de las
generaciones futuras, a través de decisiones que promuevan justicia intergeneracional.
Desde una mirada inspirada en los principios de Laudato Si’, se propone avanzar hacia
una política turística orientada al bien común. Esto implica colocar en el centro de la

planificación turística el cuidado del territorio, la participación de las comunidades
locales, la justicia intergeneracional y la armonía con la naturaleza.

El turismo puede dejar de ser una práctica extractiva para convertirse en un ejercicio de
cuidado. Para ello es necesario repensar las lógicas de consumo acelerado, revisar los
modelos de gobernanza y asumir una responsabilidad ética con los destinos,
entendidos no como productos, sino como comunidades vivas.

Conceptos como interdependencia, espiritualidad del cuidado y justicia territorial
propuestos por Laudato Si’ ofrecen claves valiosas para reimaginar el turismo en clave
de sostenibilidad integral.

Esto implica asumir una transformación profunda del enfoque dominante. La
interdependencia nos invita a comprender que cada decisión turística afecta a múltiples
dimensiones: al entorno natural, a las comunidades anfitrionas, a los trabajadores del
sector y a las generaciones futuras. Un visitante que consume productos locales, que
respeta los tiempos del lugar y que se vincula con la historia y los saberes del territorio,
se convierte en parte de una comunidad ampliada que cuida en lugar de desgastar.

Desde la espiritualidad del cuidado, el turismo deja de ser una experiencia de consumo
para transformarse en un espacio de encuentro, de escucha y de respeto. Visitar un
pueblo rural no debería ser solo una escapada del estrés urbano, sino una oportunidad
para reconocer el valor de modos de vida diferentes, para agradecer la hospitalidad y
para actuar con responsabilidad. La justicia territorial e intergeneracional, por su parte,
exige garantizar que el desarrollo turístico no sacrifique las condiciones de vida de los
pobladores ni comprometa los ecosistemas que sostienen el futuro.

Pero además de todo ello, el turismo también tiene una capacidad muchas veces
subestimada: su poder de hacer trascender. En un mundo saturado de hiperconexión y
consumo inmediato, el acto de viajar puede recuperar su dimensión profunda: aquella
que permite salir de uno mismo, abrirse al otro, encontrarse con el misterio de lo
distinto y experimentar el sentido de comunidad con la tierra y con los demás. Un
turismo que habilita la contemplación, el asombro y el compromiso puede ser también
un espacio de transformación personal y colectiva.

A diez años de la encíclica y a un mes de la muerte del Papa Francisco, su legado
sigue siendo una invitación urgente a actuar con conciencia, sensibilidad y
compromiso. En el campo del turismo, ese legado puede ser guía para una nueva
etapa: la de un modelo de turismo que minimice su impacto negativo, generando
desarrollo local y cuide el planeta.

Nota Final:
Este artículo constituye un primer paso dentro de un trabajo más amplio que se encuentra en proceso de elaboración. Se trata de una propuesta que busca establecer principios, lineamientos y herramientas para una política turística orientada al bien común, inspirada en los valores éticos, territoriales y sociales planteados por Laudato Si’ y que iremos desarrollando a lo largo de todo el 2025. Esta reflexión inicial busca abrir el debate y aportar a la construcción colectiva de un modelo turístico más justo, consciente y en sintonía con los territorios.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí