Se realizaron monitoreos de tapir, un nuevo registro de viejita de agua en un arroyo del Parque y se trabaja además en un proyecto de restauración de bosques de queñoa.
Personal del Parque Nacional El Rey, en Salta, desarrolló trabajos de seguimiento y conservación de especies del área protegida correspondientes al primer cuatrimestre del año.
En el marco del monitoreo de Especies de Vertebrados de Valor Especial (EVVEs) para el área protegida, se realizaron recorridas nocturnas y vespertinas para el relevamiento de tapires a través de transectas por el camino principal, desde el arroyo La Sala hasta la portada del Parque. Durante el trayecto se efectuaron conteos directos de ejemplares, con observaciones de individuos solitarios e incluso de una hembra con cría, utilizando los datos obtenidos para la estimación de la densidad poblacional de la especie en el área.
La obtención de este tipo de parámetros permite aumentar el conocimiento sobre la especie en el área y guiar las acciones para su manejo y conservación, tales como las tareas de control de orejanos (ganado vacuno asilvestrado), que compiten con los herbívoros nativos del Parque como el tapir.
Asimismo, en abril se registró por primera vez en el arroyo Los Noques un ejemplar de viejita de agua (Rineloricaria steinbachi), hallado en la orilla luego de un evento de crecida del arroyo. Se trata de un registro de suma importancia para el área protegida, dado que en el relevamiento de especies ictícolas realizado en 2019 este pez no había sido encontrada.
En cuanto a la flora del Parque Nacional, se trabaja en un proyecto para el relevamiento y la conservación de los bosques de queñoa (Polylepis hieronymi) en las zonas occidentales del mismo, con énfasis en la restauración de áreas prioritarias para su conservación. Para ello se confeccionará un mapa de estos bosques en el Parque, se identificarán y seleccionarán sitios para la colecta de germoplasma y se desarrollarán estudios de respuestas germinativas y comportamiento frente al almacenamiento.
En este sentido, se realizaron las primeras pruebas de germinación, obteniendo resultados positivos, con semillas cosechadas en noviembre pasado en el cerro Chañar y se continuará con el relevamiento de los otros cordones montañosos del área protegida. Este constituye uno de los pasos prioritarios para el proyecto, que cuenta con la colaboración y el asesoramiento técnico del Ing. Gustavo Guzmán, referente del Proyecto Queñuas de la Universidad Nacional de Jujuy.