Cuando hay poco para hablar de gestión en muchos municipios y provincias se aferran y utilizan el tema de las clases presenciales, como único «caballito de batalla» para desviar la atención. De repente muchos de ellos se preocuparon por la educación. Un mensaje para la tribuna que preocupa al sector turístico porque puede generar un efecto dominó que termine de aniquilar a la actividad. Discrepancias entre el sector público y el privado. Dudas por las vacaciones de invierno y los próximos feriados. ¿Que dice la CAT al respecto?

Con la llegada del invierno y el aumento significativo de casos de Covid, cada uno abre su juego y la diversidad de opiniones preocupa y mucho: por ejemplo el sector privado de Entre Ríos, elevó una propuesta para que las vacaciones de invierno se realicen en el mes de septiembre, mientras en algunas provincias estudian adelantarlas para evitar la presencialidad en el pico de contagios. Por otra parte en Santa Fe analizan dictar clases los fines de semana y feriados; y en Mendoza aseguraron que no anticiparán el receso invernal y que pretenden una presencialidad sostenida para el segundo semestre.

Eduardo López, del gremio de los docentes porteños, había calificado como «pedagogía de la crueldad» la actitud de Horacio Rodríguez Larreta y que «distrae con que le interesa la educación para tapar la falta de gestión en otras áreas de la ciudad», luego de la determinación del jefe de Gobierno porteño, de sostener las clases presenciales, desobedecer un DNU presidencial e ir a la Justicia, por lo cual la Corte Suprema hizo lugar a la acción entablada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a fin de obtener la declaración de inconstitucionalidad del art. 2 del Decreto de necesidad y urgencia 241/2021, que dispuso la suspensión del dictado de clases presenciales y de las actividades educativas no escolares presenciales en todos los niveles y en todas sus modalidades.

Cabe destacar que esa estrategia de sostener las clases presenciales a cualquier costo -aunque se trate de una presencialidad un poco extraña de unas pocas horas por semana y no todos los días-, cuando en la mayoría de los países se realizaron a distancia ante el avance de los contagios, sumado a la desesperación por mostrar que la educación les interesa hizo que el Gobierno porteño marcara la agenda, comenzando las clases a mediados de febrero, liquidando al turismo con un mes menos de temporada alta de verano, luego de siete meses de cierre total.

Al desconcierto y oportunismo político se sumó el cuestionado ex titular de Vialidad durante el macrismo y actual intendente de Capitán Sarmiento, Javier Iguacel (Juntos por el Cambio), quien llamó a cortar las rutas para que habiliten la vuelta a las aulas pese a que los datos epidemiológicos adversos en ese Municipio no permiten que reabran las escuelas.

Carlos Bianco, jefe de Gabinete de Kicillof, se manifestó contra las declaraciones del intendente de Capitán Sarmiento, quien había llamado a una «rebelión educativa» contra el gobierno bonaerense; en ese sentido le respondió a Iguacel por el corte de rutas: “Es un delito federal, no se si está al tanto» y agregó que «en lugar de instigar a que se cometan delitos, le recomiendo que dedique su tiempo a hacer cumplir los protocolos. Porque si lo hace van a bajar los casos como pasó en Salto y Carmen de Areco y van a pasar a Fase 3 y va a volver la presencialidad” -resaltó el funcionario provincial.

Consultado por Turismo530 el presidente de la Cámara Argentina de Turismo y empresario hotelero, Aldo Elías, destacó que «en primer lugar hay que mantener las fechas programadas para vacaciones de invierno y garantizar que haya temporada. El sector no está en condiciones de sobrevivir si se cancela el movimiento turístico invernal. Hay que hacer fuerte hincapié en los protocolos, aforos y cuidados y en último de los casos postergarla unas semanas si es necesaria. Pero de ninguna manera podemos permitir que se adelanten por el solo hecho de que los chicos no vayan a clases presenciales».

Elías sostiene que la presión económica va a prevalecer y no va a terminar ocurriendo que haya clases en el verano, los feriados y sábados y domingos, como pretenden algunos funcionarios municipales y provinciales. «Sería terminar con la actividad turística definitivamente» -advirtió. Además expresó que cambiar el ciclo lectivo, modificar las vacaciones, provocaría un desfasaje que sería imposible de coordinar con aquellos que ya tienen sus fechas programadas en su ámbito laboral y generaría un nuevo problema a la hora de planificar un viaje.

«Hace unos días el ministro Lammens fue muy claro en la reunión del Consejo Federal de Turismo, dijo: primero está la salud, después la educación y por último el turismo» comentó Elías y agregó que «esas palabras generaron mayor incertidumbre, porque estamos ante un hecho muy grave para el sector que literalmente no está en condiciones de sobrevivir si la temporada se cierra»-explicó.

El dirigente confía en que «si el proceso de vacunación se sostiene como hasta ahora, en septiembre habrá una cierta normalidad y habrá que arrancar de cero y listo. Dejar de hacer discursos que suenan bien y que lo que se perdió de clases se perdió y ya está. Estamos en una pandemia y todos debemos entender que lo importante es salir de esto. El trabajador o empleador tampoco va a poder recuperar lo que perdió por no trabajar. Hay que mirar para adelante y arrancar de nuevo. No se pueden matar los períodos de vacaciones para cumplir con el ciclo escolar porque hay cientos de miles de puestos de trabajo en juego»-concluyó.

El viernes en un programa televisivo, el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, que en varias entrevistas viene poniendo en duda la realización de la temporada invernal por la segunda ola de coronavirus, dijo que «hoy la prioridad es que los chicos vayan a clases». ¿Que hubiera pasado si el titular de la cartera turística hubiera dicho que el sector necesita trabajar una vez que las condiciones sanitarias lo permitan y que pretender recuperar días de clases ocasionaría un derrumbe total de la actividad? Indudablemente hubiera sida blanco de todas las críticas. Pero es fundamental iniciar ese debate, no son tiempos normales. Siempre existió la puja entre Turismo y Educación por tema feriados, clases y vacaciones, pero no es lo mismo la discusión con los bolsillos llenos que totalmente vacíos.

Como el film de María Luisa Bemberg «De eso no se habla», pobre de aquel que se atreva a insinuar lo contrario. «Los chicos lloran porque quieren volver a la escuela» -solemos escuchar en muchos informes televisivos. ¿En que planeta ocurre eso? Hay algunos que parece que nacieron viejos o realmente nos quieren tomar de tontos.

Cabe recordar las declaraciones del ministro de Educación, Nicolás Trotta, cuando el año pasado dijo que no iba a haber clases presenciales hasta que no exista una vacuna. Esas palabras coherentes se transformaron en una «sentencia» en la que fue lapidado por trolls, periodistas y funcionarios opositores. Desde allí, y por aquellas presiones, el titular de la cartera deambuló por un sin fin de contradicciones y dudas, que aunque el tiempo le dio la razón ya muy pocos se acuerdan de ello, pero sí en cambio de las veces que «pifió» al hablar del tema.

Nadie discute que lo ideal y normal es la presencialidad y que hay que cumplir con un determinado calendario escolar, pero en plena pandemia con cientos de millones de puestos de trabajo perdidos, millones de muertos y un virus que ha hecho estragos a nivel mundial en el plano económico, no es necesario preguntarse ¿cuáles deben ser las prioridades?

Es inconcebible como algunos hablan para un reducido grupo de la sociedad ignorando que somos más de 45 millones de habitantes, y con ese micro mundo planifican su realidad. El turismo, la hotelería, la gastronomía, son los rubros mas afectados, por ello es necesario instaurar el debate, hacer un análisis serio y abarcativo de la realidad y desenmascarar a los oportunistas; sin recuperación económica no hay escuela, no porque el edificio desaparezca sino porque la prioridad de los padres es principalmente alimentar a sus hijos e hijas y después recién enviarlos a clases.

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