¿Hay algo más argentino que el amor por la gastronomía local? En el marco de una fecha patria como la Independencia, aprovechamos para recomendar siete platos autóctonos, populares y propios de aquella época, que hoy siguen en pie y son símbolos de la tradición del país. Locro, pastelitos, empanadas y más, en esta nota.

El 9 de julio de 1816, San Miguel de Tucumán, capital de la Provincia de Tucumán, en el Norte de Argentina, se vistió de celeste y blanco. Pero no era la misma combinación albiceleste de siempre. En las calles se respiraban aires de cambio, los monumentos sentían una fuerza única y la Casa de Tucumán reunía la esperanza de miles de personas. Porque en ese día invernal, los colores cobraron más sentido que nunca y se cargaron de un significado con gusto a libertad. En ese día, Tucumán fue testigo de uno de los acontecimientos históricos más importantes del país: la tan esperada Independencia. La intención de convertir a la región en una nación libre había comenzado en 1810 y finalmente culminó seis años después.

Hoy, cada 9 de julio se celebra el día patrio como mejor saben hacer los argentinos: con un banquete de lujo integrado por los platos estrella del territorio. Dulces, salados, con variaciones en preparaciones, ingredientes y cocciones. El paladar siempre tiene un rol protagónico en el país más austral del mundo y, claro está, las fechas patrias viven el mayor esplendor de esa pasión gastronómica.

¿Cuáles son las comidas que ya forman parte de la tradición argentina? Acá una lista que tienta a cualquier comensal curioso:

  1. Locro
    Un clásico precolombino que cumple todos los requisitos necesarios para formar parte de una auténtica mesa argentina. El famoso locro es un guiso hecho a base de maíz, zapallo y porotos, característico entre los indios Quechuas – pueblos indígenas originarios de la Cordillera de los Andes -. Después del paso de los españoles y los años, los ingredientes principales fueron experimentando distintas alteraciones según la zona. Algunos agregan carnes (de res o de cerdo) combinadas con chorizos, cebollas, pimentón y papa. Las recetas varían pero la cocción siempre es la misma: a fuego lento para que desprenda ese olor tan característico que inunda los hogares argentinos.

Es perfecto para días de invierno – aunque cualquier excusa es buena para degustarlo -, y nunca está demás acompañarlo con pan casero, ideal para absorber la salsa en el fondo de la olla.

  1. Pastelitos
    Uno de los grandes debates argentinos se abre alrededor de esta delicia dulce. ¿Por qué? Porque sus rellenos clásicos son dos y la población se transforma en ferviente defensora de alguno de ellos: membrillo o batata, dos dulces igual de ricos pero con gustos distintos.

Los pastelitos están hechos con una masa súper crujiente y hojaldrada, que se fríe y se rellena de dulce de membrillo o batata – ¡algunos también experimentan con dulce de leche! -. Para terminar, se los decora con azúcar impalpable por arriba o con granas – unas confituras que se utilizan para adornar en pastelería – de colores celestes y blancas. Tal es la fama de los pastelitos que tienen hasta su propia fiesta: la Fiesta Provincial del Pastel, con sede en la localidad de Gouín (al norte de la provincia de Buenos Aires) y una duración de tres días a puro puesto pastelero, bailes tradicionales y comida.

  1. Empanadas de carne
    El plato nacional por excelencia. Es tan argentino que excede las fechas patrias porque no necesita esa excusa para participar de almuerzos y cenas entre amigos o familia. Siempre es un buen día para probar gustos, repulgues, formas y preparaciones de las empanadas.

Ahora bien, ¿en qué consisten? En una masa en forma de media luna horneada o frita y con un relleno exquisito. El más típico es el de carne, con una magia que también agrega cebolla, huevo duro, aceitunas y condimentos varios. Pero, como nunca es suficiente para el paladar, también las hay de jamón y queso, humita, verdura, pollo y etcéteras que lo único que hacen es reafirmar el liderazgo de las empanadas en las casas argentinas. Además de las caseras y barriales, tienen fama en distintas regiones del país. Las tucumanas y las salteñas, características por sus recetas únicas y repulgues, son las más conocidas y las que pisan fuerte.

  1. Humita
    Típica del norte argentino, la humita es un alimento a base de maíz que se sirve de dos formas: en una olla o en la hoja que envuelve al cereal, conocida como chala – el estilo más autóctono y clásico -. Al igual que el locro, también se cocinaba en épocas precolombinas, así que la historia acompaña el desarrollo de un plato que ya se ganó su lugar en el corazón de los argentinos.

La preparación en chala es una obra de arte: se ralla el maíz, se rehoga manteca con cebolla, ajo y pimientos y se le agrega el choclo. Una vez que está todo tierno, se agrega leche, queso cremoso y parmesano, un poco de azúcar y el relleno ya está listo para pasar a la chala, previamente lavada y remojada en agua hirviendo. Se ata con el mismo hilo de la hoja para que quede todo el contenido bien agarrado y se termina hirviendo por media hora, para servir bien caliente y disfrutar de un sabor local y sencillamente delicioso.

  1. Tortas fritas
    Fieles aliadas de los días de lluvia y, obviamente, de los festejos patrios. Las tortas fritas son el comodín perfecto para satisfacer un antojo dulce: funcionan de postre, desayuno o merienda y maridan a la perfección con mates. ¿Qué ingredientes lleva este ícono? Harina de trigo, levadura, agua, sal, azúcar y directo a la sartén con aceite para freír. El resultado es una masa con forma circular, achatada, súper crujiente y deliciosa.

Se dice que el origen asociado a las jornadas lluviosas se remonta a que antiguamente los gauchos juntaban el agua de las precipitaciones para hacer la masa de las tortas fritas. Si es un mito o no nadie lo sabrá, pero algo es seguro: marcaron una tendencia que se convirtió en tradición.

  1. Mazamorra
    Un postre que no falla y tiene raíces en los pueblos indígenas. Con una textura similar a las natillas, la mazamorra se hace con maíz blanco, agua, azúcar y vainilla. Como siempre, el tiempo trajo modificaciones de algunos ingredientes como leche, miel e incluso canela. Cada país hispanohablante tiene su propia versión, pero todas coinciden en lo mismo: su increíble sabor dulce de consistencia espesa.

Las regiones en donde más se consume son las de Cuyo y el Noroeste argentino.

  1. Churros con chocolate caliente
    La masa crocante que necesariamente en Argentina está rellena del manjar dulce que más aman los locales: el dulce de leche. La receta es importada y son varios los países que incluyen a los churros en su carta gastronómica, pero el extra argentino es un éxito y no puede faltar en las celebraciones de la Independencia.

Además, el chocolate caliente funciona como la infusión perfecta para calentar el cuerpo y mezclar sabores que son insuperables para los fanáticos de lo dulce.